Salgo de la ciudad por carretera. La industria que la rodea me produce una tristeza y una sensación de desamparo tremendas. Es como si ese cinturón oprimiera a la población quitándole toda su energía humana.
Avanza el autobús en medio de una neblina densa, espermática, que se posa en los arbustos y en las cosechas en forma de escarcha y hielo.
Los pájaros se refugian en las torres eléctricas y en los cables de alta tensión . Me figuro que es así como tienen las patas menos frías.
Los frutales y las vides aparecen como lápidas de inmensos cementerios, con sus ramas atadas, para que crezcan como el ser humano manda.
Hoy la música y el ruido del motor se congelan en mis venas antes de llegar al corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario