Te vas, me dices, como si tú no fueras a hacerlo de nuevo
¿Me quejo yo de tus fugas? Yo al menos lo hago suavemente sin portazos y sin voces altas, es lo que tienen la delicadeza y la desesperanza.
Me deslizo río abajo, me abraza la corriente como a un pez que sueña. indiferente a los remolinos que me llevan hacia el fondo y me devuelven de nuevo a la superficie acariciándome y susurrando en mis oídos hipnóticas palabras:
Continúa, sigue, dejándote llevar tu viaje acabará pronto.
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