sábado, 18 de julio de 2015

Autoabandono



 Aquella mujer se fue abandonando a si misma hasta que su aspecto le brindó la excusa que necesitaba para dejar de vivir.

   Dejar de vivir no es lo mismo que morir. Morir es dejar de existir casi por completo, al menos en el plano físico y del movimiento. Dejar de vivir es quedarse voluntariamente medio muerto en el propio interior.

   En el interior de una casa, de un cuarto, de una cama, de un cuerpo. Es dejar de vivir para los demás para acabar solo, dentro de uno mismo.

   Por supuesto no estoy hablando de meditar porque el que medita lo hace para seguir viviendo después en el exterior.

  Este auto-abandono no es desesperanza, no es desilusión, porque en estas cosas hay amargura y tristeza, es un estado en el que se lleva tanto tiempo sin expectativas, sin ilusión, sin futuro que ya solo queda una rutina vacía, el hábito, el dejarse morir con absoluta y franca desidia e indiferencia


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