martes, 5 de agosto de 2025

En mi banco de la plaza San Braulio

Cómo se ha apuntado un amigo al concierto de Cuti Vericad vuelvo a Musicopolix Zaragoza a por otra entrada y a la salida me siento en un banco, uno que está orientado hacia la Plaza del Pilar.

Lo primero que me viene a la cabeza es un recuerdo, hace casi veinte años presenté mi segundo disco en el centro Joaquín Roncal, y lo segundo otro, que hace más de treinta hice un concierto en el bar que hay frente a mí, que entonces se llamaba "Bomarzo" en honor a la novela de Mújica Laínez, y que ahora se llama simplemente "San Braulio" como la plaza. Pienso entonces que hay que ver la cantidad de tiempo que pasamos dentro de nosotros mismos, y en como el pasado influye sobre el presente, y por tanto sobre el futuro, al ser el cimiento en el que se asienta todo. Salgo entonces de mí mismo y veo en otro banco, a mí derecha, una pareja de mi edad haciéndose un selfie, para tenerse a sí mismos, y en el callejón que lleva a la Plaza del Pilar veo otra chica que alza la mano con su móvil hacia el cielo, imagino que está haciendo una foto a una nube, pero cuando comienza a peinarse me doy cuenta de que es otro selfie.

Me da que pensar en que antes, o eso pensaba yo, el ser humano miraba más lejos de sí mismo, todo lo que podía, miraba libros para cultivarse, para crecer, miraba el cielo que fue su primera pantalla, nunca por cierto superada, con sus nubes durante el día con sus estrellas por las noches, viene a mí cabeza la imagen de un compás, de aquellos que sirven para dibujar, y me figuro que hoy día somos como compases que solo miramos dentro del círculo que podemos crear con los brazos extendidos girando, con un teléfono en la extremidad que pinta el circulo pequeño de nuestros mundos, que ya no son mundos sino burbujas.

Para salir de esta triste ensoñación, me coloco los auriculares y escuchando al gran Bach que me transporta a otro universo musical y humano, me retiro de nuevo a casa, a descansar de tanto pensamiento.

 

viernes, 1 de agosto de 2025

En mi banco de la Plaza San Pedro Nolasco

Tras ir a comprar unas entradas para un concierto y unos yogures me siento a descansar en una plaza y veo chicas jóvenes que todavía van a la compra sin carro y vuelven cargadas de bolsas que aún pueden transportar, unas ex clientas del bar donde trabajaba sentadas en una terraza, no sé comportaban bien en general, y no quisiera que me vieran y consiguieran interrumpir mis pensamientos y mis sentimientos.

Bajo la mirada y veo en el parterre de un árbol un montón de palomas a las que alguien ha dejado una gran cantidad de pan duro, tanto, que en un buen rato, al no poder dar cuenta de todo el, abandonan el comedero.

No los veo, pero tras el edificio del quiosco, aún cerrado, se han apostado como todas las mañanas unos predicadores, resulta extraño este nuevo tipo de difusores de la fe, a los que las normativas no permiten que voceen, ni que aborden a los transeúntes, con lo que quedan reducidos a formar parte de una especie de valla publicitaria, unos stands silenciosos pergeñados por un cartel y por los tres predicadores que, como la Santísima Trinidad, en línea con el cartel, en formación casi militar de revista, escrutan casi sin interactuar entre ellos, a sus posibles víctimas, esperando que alguien se acerque a olfatear como hacen los ratones con el queso de la trampa.

A veces he podido observar con gran satisfacción, por qué negarlo, como algún anciano, con su baston apoyado firmemente en la acera a modo de cimiento, de trinquete, sometía a los tres predicadores a una perorata sin fin, cuando al ir y venir a y a mis recados matutinos lo veía una y otra vez, allí, defendiendo la posición como si de un bunker se tratara, en el pecado llevaban la penitencia, y eso, escuchar al anciano, sí era caridad cristiana, y no la captación de adeptos para la, iglesia a la que fuera que representaran.

A menudo estos captadores, ellos con traje y corbata incluso en verano y ellas con vestidos por debajo de la rodilla sin medias incluso en invierno, tienen un aspecto pulcro, limpio,  de una asepsia represora, como si el deseo no tuviera cabida en sus seres, y es muy difícil intentar atraer a los demás con una imagen y unas ideas tan antinaturales, pero en el mundo, por fortuna, hay lugar para todos, para los ex clientes que se comportan mal con los camareros y por tanto con todo el mundo, para las chicas jóvenes que todavía van al supermercado sin carro y que ignoran que un día, como nos acaba pasando a todos, también llevarán el carro para apoyar en él sus pasos, para los proselitistas, para las palomas con superávit de pan duro, y para este hombrecico que observa y escribe, y que recuperado el aliento recoge su libreta, su bolígrafo, se ajusta la mochila con los yogures y el bolso con sus pertenencias y se marcha a casa, a seguir haciendo, hasta su final del día.

lunes, 21 de julio de 2025

La ignorancia

La ignorancia es una gran, gran, gran desconocida, está formada, si esto puede llegar a saberse, por lo que desconocemos, lo que desconocemos que desconocemos, lo que desconocemos que desconocemos que desconocemos, y así hasta el infinito.

Si hiciéramos una representación, una figura alegórica de esta abstracción, incluso si hecha carne mortal  nos la cruzásemos por la calle no la conoceríamos, aunque nos mirase muy de cerca a los ojos, suponiendo que los tuviera.

La ignorancia, cuyo contrario es la sabiduría, una de las cualidades de Dios, si es que existe, es infinita en su caso, y en el nuestro infinitamente mayor que esta, pues es muy poco, dadas muestras enormes limitaciones, lo que podemos alcanzar a conocer.

Aún así siendo tan inmensa como se supone que es, nadie se la toma demasiado en serio, lo que es una demostración más de la enormidad de la ignorancia que atesoramos. 

sábado, 19 de julio de 2025

Divagaciones recreativas 1935- 1942

 1935- La única obra es la vida,

1936- Lo que pone las cosas en su sitio no es el tiempo sino las palabras, necesiten estás el tiempo que necesiten para surgir y asentarse

1937-Todo depende en el mundo de la capacidad de escucha de cada uno de nosotros y esto no sé enseña en ninguna parte 

1938- Pensar es. también escuchar el propio pensamiento 

1939- La creatividad tiene también sus efectos secundarios 

1940- No hay forma de saber si nos acordaremos de algo

1941-La melodía abre el sentimiento y el pensamiento y con todos ellos llega el dolor

1942-La vida es muchas veces un no estar a gusto y no poderte marchar 





                                                  













sábado, 12 de julio de 2025

Cuidado con lo que deseas

Es bien conocida la frase "cuidado con lo que deseas porque podría hacerse realidad", que no puede ser más cierta ¿a quien no le ha ocurrido desear algo para verse decepcionado al conseguirlo?

Esto sucede porque cuando deseamos algo no sólo lo idealizamos, sino que no pensamos en los inconvenientes que podría tener, o en las circunstancias, muchas veces irónicas que nos pueden llevar a conseguir lo que anhelamos.

Pondré un ejemplo que me toca de cerca:

Cuando era joven pensaba que sí pudiera dedicarme a leer y a tocar sería absolutamente feliz, y así, como otros desean que les toque la lotería, deseaba yo está situación. Hoy día tras ser diagnosticado de fibromialgia, apenas puedo hacer otra cosa que tocar, esto a ratos, y leer.

Realmente mi sueño se ha cumplido, pero en esta vida hasta los sueños tienen un precio. 

Ya lo dice el proverbio: Si quieres oir reír a Dios, cuéntale tus planes.


viernes, 11 de julio de 2025

La felicidad

 Decía el gran Roberto Bolaño en una entrevista, cuando ya sabía que tenía muy complicado sobrevivir a su enfermedad hepática, que "Yo he sido feliz todos  los días, al menos un ratito"

¿Que se puede decir ante esta frase en la que se atesora tal cantidad de sabiduría?

En realidad nada, sólo se puede actuar en consecuencia, ser consciente de que este pequeño ratito de felicidad es posible, buscarlo, y encontrar la manera de realizarlo a diario, cada uno a su manera.

Yo que padezco dolor crónico he encontrado algunos de estos momentos de felicidad diaria, cada mañana que me despierto sin dolor, que no son todas, ni mucho menos, me quedo un rato más, inmóvil, en la cama tumbado, siendo consciente de esta ausencia de dolor, de esta felicidad que muchos por tenerla no aprecian y que para mí vale más que el oro puro, y aunque a veces no sea este combustible suficiente para pasar ni el día, ni unas horas, la felicidad ya la llevo conmigo.

Siendo que esta máxima es verdadera, aquí os la transmito para que quien quiera la pueda llevar a la práctica.

Siendo ambiciosos, pienso también que quizá se podría ser feliz un ratito cada mañana, cada tarde, cada noche, cada madrugada, o cada una de las horas que nos acompaña. 


sábado, 21 de junio de 2025

Divagaciones recreativas -1926

                                                                    


1926- Me pregunto a menudo por qué la cultura no obra el milagro y transforma la sociedad, como siempre algunos han dicho que podría suceder. La respuesta es simple, la cultura solo podría cambiar la sociedad si la gran mayoría de las personas que la componen se viera impregnada por ella, individualmente, y solo la suma de todas esas personas cultas, y según defienden algunos, por ello más sensibles y empáticas con los demás, y con los problemas comunes, estaría ya dispuesta a cambiarlo todo a mejor, si lograsen también no equivocarse en sus buenas intenciones.

La realidad es otra bien diferente, porque aunque todo este proceso fuese posible, adquirir esta cultura cuesta un gran esfuerzo, y no me refiero al esfuerzo económico que requiere la el conocimiento académico, no hablo de estudios, sino de cultura, la que se aprehende leyendo, viendo, probando, pensando, conversando, escuchando.

Ver una buena película, escuchar buena música, leer un buen libro, requiere un esfuerzo, porque estos actos nos ponen ante el espejo, nos revuelven por dentro, nos hacen pensar en cosas en las que nunca habíamos pensado, nos provocan sensaciones y sentimientos también nuevos. Este esfuerzo de enfrentarnos a lo nuevo y a nosotros mismos a través del arte, es el que nos hace crecer, y esta capacidad de hacernos crecer, es lo que diferencia un producto de entretenimiento, que también tiene su función y su momento, de una obra de arte.

Siempre ha sido difícil históricamente, en unas sociedades humanas siempre enfocadas en lo material, encontrar personas dispuestas a realizar este viaje, pero ahora en mundo todavía más insensible que nunca, más rápido, en el que el triunfo en cualquier cosa, a través de cualquier artimaña y a cualquier precio es la norma, en el que la inmediatez, la competitividad por el resultado material instantáneo son los objetivos generales, o al menos los que preconiza el sistema económico y social, y en el que la educación está dirigida casi exclusivamente a intentar satisfacer las necesidades del mercado laboral, y no a cultivar personas más sintientes y por tanto más humanas, este trabajo es ahora más difícil que nunca.

Fotografía de las pinturas de la Cueva de Altamira: este archivo está licenciado bajo la licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 3.0 Unported .Atribución: Museo de Altamira y D. Rodríguez

martes, 17 de junio de 2025