1779- No pasa nada porque un niño grite una o dos veces en espacios públicos, abiertos o cerrados. Los niños todavía no tienen el cerebro ni el oído, totalmente formados, ni controlan sus emociones y a veces no se dan cuenta de que están molestando, y esto hay que entenderlo así, pero tampoco pasaría nada si sus progenitores, alguna vez les dijeran “no se grita” o “habla más bajito”.
Si esto no sucede más es porque los padres tampoco se dan cuenta de que hay más gente en el mundo, y esto sí que es triste, porque el comprender esta aparente evidencia, es la base de la educación y de la convivencia.
Por eso, como esto no se entiende y los niños no obedecen, imitan a sus padres que gritan, y les gritan, tenemos este griterío continuo.
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