Decía Jiddu Krishnamurti, que cuando se llega a una conclusión se deja de pensar, porque el cerebro es vago y se conforma con tener una respuesta. Es fácil, creo yo, ver que esto es verdadero por uno mismo.
Siguiendo esta premisa continúo pensando en ella, modestamente, sobre el daño que hace que el pensamiento se fosilice en conclusiones, en ideologías, en creencias, que no nos dejan ver la realidad que nos rodea ¿cómo es posible que podamos vivir en una realidad que no vemos? Pues así, como lo hemos hecho siempre, malamente.
La humanidad no podrá sobrevivir si no abandona esta dinámica y sigue pensando para ampliar las soluciones, cambiando el pensamiento para manejar una realidad que cambia, con su cerebro, que es en realidad su única herramienta.
La situación se agrava cobre todo porque son los dirigentes del mundo los personajes con los cerebros más fosilizados por las ideologías y por sus creencias, y son por tanto, los que le aplican a los problemas , desde diferentes partidos, el mismo modo de pensar fosilizado con sus soluciones fosilizadas.
Digamos que ni nuestros dirigentes, en todas las instituciones, ni nosotros mismos, tenemos un pensamiento vivo que se adapte a la vida que nos rodea, ni a nuestra propia vida.
Y ahora, tras haber ido un poco más allá, dejo aquí este pensamiento para que quien quiera, si le parece bien, lo continúe, porque el pensamiento, que es individual, lo cambia todo cuando se utiliza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario