Volver a ti es amargo como una infantil tarde de domingo. Mientras apuro
los últimos momentos de libertad en un bar cercano sueño que huyo a lomos de
una jirafa a todo galope por la nacional dos.
Acabo el café cierro mi pluma, mi cuaderno,
cargo el pastillero de emergencia de mi bolsillo y voy
hacia a ti como si fuera un valiente al que no le importara volver a tu maldición bíblica, a tu hiriente realidad.
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