sábado, 31 de octubre de 2020

lealtad

Echo de menos la lealtad de los pequeños gestos, la del amigo que acompaña y que no trata de ningún modo con alguien que maltrató a su compañero. 

No echo de menos la lealtad de los grandes gestos, que tiene poco de lealtad y mucho de vanidad y de exhibicionismo.

Echo de menos la lealtad a las ideas. El fanatismo se confunde con la lealtad pero es lo contrario a ella,  no es lealtad porque evita la autocrítica, que es el cuidado que necesitan las ideas para no desviarse de su propio camino.

El fanatismo no sirve a las ideas, sirve a los dirigentes que las corrompen ayudándoles a mantenerse en el poder, dándoles más tiempo para destruir la esperanza y las ilusiones de la gente, los proyectos, y en definitiva, las mismas ideas.

La peor corrupción no es la del dinero, es la que corrompe las ideas, sin ellas no hay proyectos que puedan hacer avanzar la vida.

Echo de menos la lealtad porque su ausencia genera la peor de las corrupciones, la de las ideas. Corrompidas las ideas se corrompe todo lo demás. 

La lealtad no se prodiga porque requiere un esfuerzo

No se puede tener lealtad a cualquier cosa, pero sí a lo que es común a todos, a los derechos humanos y al "buentrato" a las cosas, a la naturaleza, a los animales, a los niños, y al resto de la gente

Echo de menos la lealtad que es atención, que es cuidado, que no es otra cosa que el ejercicio verdadero de la bondad y de la coherencia.



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