sábado, 23 de junio de 2018

Pez

En el interior de una pecera un pez plateado, viscoso, afilado y brillante como una sardina, golpea con su boca el cristal y frota sus aletas contra las esquinas del acuario, como haría un gato entre mis pies, pero lleno de melancolía.

Le echo de comer, aunque pienso que quizás necesitaría más una caricia entre los ojos o por debajo de las agallas.

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