domingo, 4 de septiembre de 2016

Salón.

   Por unos días he dormido por razones prácticas en el salón dela casa de mis padres, en el sofá. Es una habitación sin visillos por el que las luces de las farolas y el resplandor de estas, rebotada en los techos de los coches, se cuela por las  ventanas.

   Allí, tumbado, tranquilo he  repasado con la mirada los viejos objetos de mi niñez, los libros, los cuadros, siempre iguales.

   Todas esas cosas que no cambian como lo hacemos nosotros, a lo largo de nuestras vidas.


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