En uno de mis
paseos matutinos veo anunciado el Circo Mundial en un cartel con tres
trapecistas subidas a un pobre elefante. Nunca me ha gustado el circo, que me
producía de niño una tristeza indescriptible. Entonces no sabía por qué, puesto
que solo era un niño. Hoy guardo una imagen mental de todo aquello.
lunes, 28 de octubre de 2013
jueves, 17 de octubre de 2013
la protesta
La protesta está bien pero solo es reacción. Necesitamos acción no violenta, positiva, creativa y creadora para cambiar las cosas profundamente.
Si de verdad queremos cambiar las cosas no podemos quedarnos en una lucha meramente superficial por los recursos materiales. Esa lucha la tenemos perdida de antemano porque los que manejan los recursos tienen también los medios para seguir acumulándolos y esto queda demostrado claramente puesto que con estos medios han llegado a acumular lo que ya tienen. Esta reacción por conservar las cosas solo nos desgasta y nos resta energías para el verdadero cambio, que debe ser interior, para después extenderse al entorno. El ser humano debe ir más allá de las cosas para poder ver lo verdaderamente bueno que casi siempre está allí y que es sistemáticamente ignorado por todos nosotros.
Debemos renunciar a los objetos para dejar de ser explotados y expoliados cuando por fin conseguimos acumular algo. Hablo incluso de renunciar a una vida cómoda y longeva para poder acceder a una vida plena llena de sentido y verdaderamente humana.
¿No lo ves claro? Solo te haré una pregunta, ¿qué ha sido lo mejor de tu vida y quién te lo ha dado?
Si de verdad queremos cambiar las cosas no podemos quedarnos en una lucha meramente superficial por los recursos materiales. Esa lucha la tenemos perdida de antemano porque los que manejan los recursos tienen también los medios para seguir acumulándolos y esto queda demostrado claramente puesto que con estos medios han llegado a acumular lo que ya tienen. Esta reacción por conservar las cosas solo nos desgasta y nos resta energías para el verdadero cambio, que debe ser interior, para después extenderse al entorno. El ser humano debe ir más allá de las cosas para poder ver lo verdaderamente bueno que casi siempre está allí y que es sistemáticamente ignorado por todos nosotros.
Debemos renunciar a los objetos para dejar de ser explotados y expoliados cuando por fin conseguimos acumular algo. Hablo incluso de renunciar a una vida cómoda y longeva para poder acceder a una vida plena llena de sentido y verdaderamente humana.
¿No lo ves claro? Solo te haré una pregunta, ¿qué ha sido lo mejor de tu vida y quién te lo ha dado?
viernes, 27 de septiembre de 2013
Los vendedores de juguetes
Recuerdo hace unos años cuando una ministra, no recuerdo de que gobierno, apareció en los medios diciendo que se iba a prohibir que los juguetes y los cromos se utilizaran como reclamos para venderles a los niños comida basura. Estuve pendiente de esta noticia unos meses, me interesaba mucho porque yo tenía una juguetería.
Un día pasó por la
tienda un representante de juguetes que con el tiempo se hizo también amigo y
le saqué la conversación. El me dijo:
- Ya te puedes olvidar.
sábado, 21 de septiembre de 2013
cosas viejas, cosas nuevas
Antes, los objetos tenían una vida útil e incluso emocionalmente satisfactoria para ellas mismas. Uno podía volver a casa de sus padres un domingo y abrir una botella de vino para la comida con el mismo sacacorchos que ya estaba en la casa cuando era pequeño.
Los objetos nos traspasaban su satisfacción haciéndonos recordar episodios de nuestra infancia o de otras épocas y por ello existía armonía entre ellos y nosotros. Nos daban seguridad y serenidad.
lunes, 16 de septiembre de 2013
Un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar
¿Cuántas veces hemos escuchado esta frase, correcta pero siempre interpretada de una forma superficial? Esta es la matraca con la que los mayores atormentan a los niños para que ordenen sus cuartos, pero generalmente esos lugares elegidos por los padres no son los correctos porque solo son buenos desde el punto de vista visual o, en el mejor de los casos, funcional. No se eligen los lugares verdaderamente adecuados. ¿Está este libro de Murakami que ya hemos leído correctamente ordenado en la estantería junto con los otros libros ya leídos? Superficialmente sí pero, ¿no estaría ese libro mucho mejor en una biblioteca pública donde todos pudiéramos leerlo? ¿Y no estaría mejor también en las manos de mi amiga Ana que es fan de Murakami?
martes, 10 de septiembre de 2013
El Porvenir
No es lo mismo “el porvenir” que “el por llegar”. El
porvenir está lleno de ilusión o al menos de esperanza.
Cuando la
ilusión y la esperanza desaparecen llega “el por llegar”, que es vivir en el
presente pero no de una forma voluntaria como haría un maestro zen.
El por
llegar viene cuando ya no se espera nada de la vida, ni bueno ni malo. Ya no se
trata de ser o de llegar o de llegar a ser o de hacer o de dejar de hacer o
simplemente de tener. Solo se trata de “estar”, como hacían nuestras abuelas.
—¿Qué hace, abuela?
—Pues que voy a hacer, nada,
estarme.
lunes, 9 de septiembre de 2013
La señora del tren
Voy en un tren regional entre Zaragoza y Vila-Seca. Hay una
señora que sube al tren en todas las paradas y que siempre mira mi bocadillo con
envidia y con recelo.
No hablo en sentido figurado, no digo que suban mujeres que
se parecen. Digo exactamente lo que he dicho. Digo que la misma mujer gorda y
mayor sube por la puerta de mi vagón en cada estación.
Sé que no estoy loco, al menos de momento, así que solo se
me ocurre una explicación plausible: que también baje la señora en todas las
paradas por la puerta de otro vagón para volver a subir por la puerta del mío y
hacer como que coge muchos trenes, como que viaja mucho desde muchos lugares diferentes.
¿Lo hace para aprovechar el viaje? ¿Se aburre? ¿Es
supersticiosa y cree que si no sube y baja en cada estación el tren
descarrilará? ¿Está loca? ¿Se considera a sí misma una especie de superheroína
protectora del tren? Pero sobre todo, si es así, ¿por qué mira con envidia y
con recelo mi bocadillo cada vez? Al fin y al cabo no es una gallina y dentro
solo lleva queso.
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