jueves, 12 de noviembre de 2020

Engañifas a la carta

 La engañifa de la sociedad consumista ha superado en astucia a la religiosa, ya que nos promete una mejor vida ya en esta misma, sin necesidad de morirnos ni nada. Las dos difieren la obtención  del supuesto premio, pero una lo pone en el más allá y otra en el más acá.

Es un milagro que esta engañifa del mercado funcione, a pesar de que podamos ver su trampa en el día a día, pues todos vemos que sólo unos pocos reciben los laureles y la inmensa mayoría, aunque se haya esforzado tanto o más que los escasos elegidos, no recibe jamás la recompensa a sus esfuerzos. 

La engañifa religiosa tenía al menos esa elegancia de no poder ser rebatida científicamente, pues ningún humano ha vuelto de la muerte para contarnos lo que hay tras ella, así que podía funcionar dentro del engranaje del miedo a la misma muerte, pero que mucha gente siga creyendo en la engañifa del mercado, cuya falsedad está ampliamente demostrada, dice mucho del gran mérito de sus creadores, ante los que deberíamos quitarnos el sombrero, qué tipos más geniales.

Está claro que la gente no es tonta, y que cree porque quiere creer: en la engañifa religiosa, en la del mercado o incluso en ambas y en otras muchas más, por creencias será, y quiere creer porque cree que  para seguir viviendo hace falta una ilusión, un objetivo, una esperanza, aunque en realidad, para vivir, sólo se necesite amor humano, y en su defecto un buen montón de libros y un gato.


 


miércoles, 11 de noviembre de 2020

Problemas de aprendizaje, dislexia, disgrafia, discalculia

Hace apenas unas semanas, ya a mis cuarenta y siete años, he descubierto, bueno, en realidad me lo ha descubierto mi psicóloga, que soy disléxico. Parece ser que esta cualidad, que no afecta a la inteligencia general, y que debía ser leve de pequeño, se acentuó tras el edema cerebral que sufrí a los ocho años. Mi hemisferio izquierdo quedó afectado, incluso tuve una semi parálisis de toda la parte derecha de mi cuerpo, y aunque me recuperé, aquí, con esta enfermedad, comenzaron mis problemas de aprendizaje.

Mi habilidad para leer y escribir, por la que se reconoce muchas veces la dislexia, no estaba afectada, excepto en la caligrafía, porque ya había aprendido a leer y escribir perfectamente antes de esa edad, de hecho siempre había ido hasta este momento muy bien en todas las materias, pero si afectó, como digo, a mi capacidad para manejar los números, así que padecí y padezco discalculia, que es, para entendernos, la dislexia de los números, también padecí y padezco disgrafia, que es un trastorno del aprendizaje que afecta entre otras cosas a la ortografía y a la caligrafía. Además siempre me costó concentrarme durante mucho tiempo en una tarea concreta, cosa que solucioné haciendo muchas cosas  sucesivamente, alternándolas, como alternaba diferentes lecturas para no cansarme de leer , y estudiando en periodos de no más de cuarenta y cinco minutos con descansos de quince entre uno y otro.

Por suerte a esta edad de ocho años, el cerebro es super plástico y las funciones que por alguna causa no pueden ser asumidas por un hemisferio, son asumidas por el otro, por lo que estas dificultades quedaron escondidas, y en parte compensadas, por el propio cerebro que se reorganizó para seguir.

Como enseguida, quizá para equilibrar todo este problema, tuve intereses fuera de las aulas y cantaba y tocaba la guitarra y componía mis canciones, para lo que es necesario tener algo de inteligencia, mis profesores pensaron que no es que fuera tonto, sino que era vago, lo que no era verdad, yo me esforzaba mucho más que cualquiera para obtener los mismos resultados, así que tuve que oír muchas veces eso para mí tan injusto de "este cuando quiere puede" y la realidad es que quería y podía, pero haciendo un esfuerzo supremo.

Saber esto a estas alturas tiene un sabor agridulce, por un lado lamento todo el esfuerzo que tuve que hacer y lo que podría haber aprendido y los estudios que podría haber acabado, con un diagnóstico y un tratamiento temprano, y por otro lado me siento orgulloso de haber hecho todo lo que he hecho en mi vida a pesar de esta " capacidad diferente". También me siento orgulloso de todas las estrategias compensatorias que yo mismo, con mi pobre cabecica, he tenido que inventar y aplicar durante mi vida para lograr mis objetivos, y que me han dado, en parte, esta forma de pensar tan rocambolesca que tengo, y parte de mi creatividad.

Me queda la victoria moral sobre aquellos profesores de matemáticas que me trataban de tonto, cuando los tontos, los que no sabían nada de la enseñanza de su propia materia eran ellos, que en su soberbia, y a pesar del fracaso de sus enseñanzas y de su trabajo, nunca llegaron a leer, según pudimos comprobar muchos cientos de alumnos, nada sobre las dificultades del aprendizaje de las matemáticas. Para ellos no había ninguna etapa intermedia ni ninguna relación entre las matemáticas y el profesor, y el alumno y su aprendizaje, el que sabía valía, y el que no a letras, decían, y, ay, qué bien le hubiera ido al sistema educativo que estos zamacotanes hubieran estudiado ciencias mixtas.

Hoy día se sabe más, los profesores saben más, no son tan dogmáticos como en nuestros tiempos, y afortunadamente la dislexia se detecta pronto, pero queridos amiguitos, también existen la discalculia y la disgrafia, así que si tenéis críos estad atentos, más vale consultar a tiempo a una psicóloga que tener que descubrir, cuarenta y siete años después, cuál ha sido la causa de que te hayan pasado muchas cosas de las que te han pasado.

A mi edad el cerebro ya no es tan plástico como cuando tenía ocho años, así que ya sé que, por ejemplo, no podré llegar aprender nunca a leer bien música, que no mejoraré mucho mi caligrafía y que tampoco lograré ser una persona realmente ordenada, pero creo que ya he sido capaz de darle suficiente desarrollo y suficiente rendimiento a mi pobre  cabecica.

Por último quiero de las gracias a todos los buenos amigos que tuve, y que sigo teniendo, que a pesar de tener la cabeza tan estropeadica por tantos lados y razones, siempre me apoyaron y compartieron conmigo estas y todas mis demás rarezas sin inmutarse. Esto sí que es respeto a la diversidad.

Un  abrazo para todos ellos y para todos otro y salud.

viernes, 6 de noviembre de 2020

Renuevas máximas mínimas

 La riqueza no se crea ni se destruye, sólo cambia de manos de abajo hacia arriba que es donde se acumula.

Sólo se puede contar una historia desde el "yo" y como mucho desde el "nosotros" y así ¿Cómo vamos a ponernos de acuerdo en nada?

Se puede estar en dos lugares a la vez, siempre que se tenga un libro abierto en las manos (Esto lo sabíamos antes los lectores que los físicos cuánticos)

Para amar hay que aceptar, para aceptar hay que comprender, y para hacer el esfuerzo de comprender es necesario amar, así que amar es lo que hay que hacer primero si se quiere amar.

Hay que darle una vuelta a todo, no hay que conformarse con la primera explicación, pensad que la Tierra también es el el mar.

miércoles, 4 de noviembre de 2020

Reenfocando

 Cuando uno observa un recuerdo lo ve desde fuera de plano, lo que ya es raro,  pues lo lógico sería pensar que uno recuerda las cosas desde el punto de vista en que las vivió, por tanto los recuerdos no son fieles al pasado, al menos en esto. No son grabaciones al uso, como las que haríamos con la cámara del teléfono.

Esto me dio que pensar hace unos días y aunque no lo había hecho nunca, porque recordar como recordaba me era ya suficiente, intenté cambiar el enfoque de algunos recuerdos, moverme dentro de esos escenarios para poder ver mis recuerdos desde otros ángulos. Al principio, dudé de que esto fuera posible, y aunque por la falta de costumbre me costó un poco, lo fui logrando.

Entonces me pregunte ¿ Si voy cambiando el enfoque de mis recuerdos, entonces, cambiarán las emociones del momento en que fueron grabados? ¿Podría yo mismo manipular mis recuerdos a voluntad y cambiar el pasado, el presente y por tanto mi vida futura?

No se trataría de borrar nada, pues esto no es posible, ni de borrar el pasado, sino de incluir otros matices que pudieran hacerlos más llevaderos.

En esta y en otras cosas ando, zarceando con el pensamiento y con la memoria, ahora he avanzado un poco más y estoy  tratando de poner filtros de colores planos sobre estas imágenes mentales. No sé dónde me llevará todo esto, seguramente al mismo punto en el que estoy, no creo que sea efectivo pero merecerá la pena, porque es un acto poético.

Seguiremos informando, un abrazo y salud.


martes, 3 de noviembre de 2020

Repetición, repetición, repetición.

 Repetimos las cosas porque nadie puede escapar de sus propios pensamientos.

 Repetimos la historia porque nadie puede aumentar sin esfuerzo el repertorio de los propios y limitados pensamientos.

 Así que sólo un aumento de nuevos y muy diferentes pensamientos podrían cambiar nuestros comportamientos y nuestra historia futura.

Nadie sabe cómo se podría llegar a hacer esto, pero se podría empezar por no repetir las mismos nocivos modelos en las escuelas, y dejar de decir, por ejemplo, que Alejandro Magno, o Julio César,  o Napoleón, fueron grandes hombres, cuando la realidad es que fueron una cuadrilla de asesinos de masas que arrasaron todo lo que encontraros a su paso, llevando cada uno de ellos su avaricia hasta el final de sus días, y dejando además en herencia un halo de "triunfo" y de sangre que se ha seguido imitando y repitiendo hasta el último de los nuestros.

Podría ser entonces que abandonando esta forma de pensar podríamos pensar de otra forma, y entonces, cambiando el pensamiento podríamos comportarnos de otra manera dejar de repetir la historia.


lunes, 2 de noviembre de 2020

Amar

 Para amar hay que aceptar, para aceptar hay que comprender, para hacer el esfuerzo de comprender hace falta amar.

Entrar en este círculo, y hacerlo poco a poco más grande,  eso es amar.

sábado, 31 de octubre de 2020

lealtad

Echo de menos la lealtad de los pequeños gestos, la del amigo que acompaña y que no trata de ningún modo con alguien que maltrató a su compañero. 

No echo de menos la lealtad de los grandes gestos, que tiene poco de lealtad y mucho de vanidad y de exhibicionismo.

Echo de menos la lealtad a las ideas. El fanatismo se confunde con la lealtad pero es lo contrario a ella,  no es lealtad porque evita la autocrítica, que es el cuidado que necesitan las ideas para no desviarse de su propio camino.

El fanatismo no sirve a las ideas, sirve a los dirigentes que las corrompen ayudándoles a mantenerse en el poder, dándoles más tiempo para destruir la esperanza y las ilusiones de la gente, los proyectos, y en definitiva, las mismas ideas.

La peor corrupción no es la del dinero, es la que corrompe las ideas, sin ellas no hay proyectos que puedan hacer avanzar la vida.

Echo de menos la lealtad porque su ausencia genera la peor de las corrupciones, la de las ideas. Corrompidas las ideas se corrompe todo lo demás. 

La lealtad no se prodiga porque requiere un esfuerzo

No se puede tener lealtad a cualquier cosa, pero sí a lo que es común a todos, a los derechos humanos y al "buentrato" a las cosas, a la naturaleza, a los animales, a los niños, y al resto de la gente

Echo de menos la lealtad que es atención, que es cuidado, que no es otra cosa que el ejercicio verdadero de la bondad y de la coherencia.



miércoles, 28 de octubre de 2020

Trastorno ansioso depresivo

Algunos días la ansiedad y la depresión influyen en mi vida y en la de millones de personas, aunque creo que después de tantos años de terapia y de mucho sacrificio, he aprendido a convivir con ellas y he conseguido ser una persona funcional y creativa. Mucha gente me ha dicho muchas veces que no es bueno que hable de estos padecimientos míos, puesto que son enfermedades que no se entienden bien, pero entonces, les contesto, la solución no está en esconder la enfermedad debajo de la alfombra, la solución no está en no hablar (la solución pocas veces es callar sobre algo) sino comprender las enfermedades mentales y hablar de ellas lo más posible, para ayudar a otras personas que las padecen y que se sienten solas, y para ayudar en lo posible, explicándolas, siempre desde el punto de vista del paciente, para que el que quiera, y pueda, pueda entender qué es lo que nos pasa y qué le ocurre a él, o a ella, en su entorno, en el mundo. En mi modesta opinión todo el problema de incomprensión viene del follón que hemos tenido siempre con los conceptos abstractos de "Alma" y "Mente" y que ha llevado a creer que las enfermedades mentales no son físicas, sino que están localizadas en algún misterioso lugar de la misteriosa alma o de la no menos misteriosa mente. En primer lugar conviene dejar a un lado en este tema el concepto de "alma", pues si existe, es , según todos los testimonios de la historia, la parte inmaterial del ser humano y no forma parte de él, por eso, dicen, cuando morimos, el cuerpo se destruye pero el alma sobrevive, porque es inmortal. En segundo lugar todo indica que la mente está en el cerebro, que es el órgano físico que enferma cuando padecemos las enfermedades mentales, por eso se llaman así "Mentales" y no enfermedades del alma o del espíritu. Como lo que se ve afectado es el sistema nervioso central, es decir, el cerebro, que es donde está la mente, estas enfermedades, hablo de la ansiedad y de la depresión, que son las que yo conozco como usuario, tienen los conocidos síntomas emocionales como la tristeza o la anhedonia (incapacidad para disfrutar de cosas de las que antes se disfrutaba), irritabilidad, cambios de comportamiento, pudiendo llegar a las ideaciones o comportamientos suicidas, o incluso al suicidio, pero también tienen un montón de síntomas físicos, que son los que te acaban dejando, en la mayoría de las ocasiones, fuera de combate. Los síntomas de la gripe, por los que todo el mundo entendería que te quedaras en casa son : Fiebre, dolor de cabeza, congestión nasal, moqueo, escalofríos, dolores musculares, tos seca, dolor de garganta, cansancio y malestar general, Los síntomas físicos de un trastorno ansioso depresivo son: Dolor de cabeza, sudoración, taquicardia, palpitaciones, dolores musculares y articulares, hipertensión, insomnio, vértigo, mareos, pérdida o aumento de peso entre otros, a los que acompaña la fatiga ( la más incapacitante en mi opinión). Además la depresión se relaciona con otras enfermedades como las autoinmunes e inflamatorias, como el asma y alergias (dos que también padezco), con la enfermedad pulmonar obstructiva, enfermedades cardiovasculares, diabetes, artritis reumatoide y enfermedad de Parkinson. Todo el mundo puede entender a alguien que tiene una pierna rota, o que sufre una enfermedad de corazón, o de riñón, o de hígado, así que, una vez explicado que en las enfermedades mentales el órgano físico afectado es el cerebro, y que tienen muchos síntomas físicos, como cualquier otra enfermedad, e incluso más que otras enfermedades que todos hemos padecido alguna vez, resulta muy fácil de entender que la ansiedad y la depresión no son enfermedades voluntarias, que uno padece porque no se anima a no padecerlas. Quien tiene ansiedad o depresión no siente fatiga porque quiere, ni sufre dolor de cabeza a voluntad, y cuando no se puede levantar de la cama, no puede hacerlo, igual que no puede hacerlo quien tiene una lumbalgia o una piedra en el riñón. Los síntomas físicos de estas dolencias son exactamente los mismos que se sufren con otras, y resultan exactamente igual de dolorosos e incapacitantes que en cualquier otra enfermedad de las denominadas "visibles", por eso los médicos se toman en serio estas enfermedades y las tratan con medicaciones, como cualquier otra, aunque en esto tengamos la mala suerte de que la industria farmacéutica no haya sido capaz de fabricar medicamentos tan efectivos como para otras enfermedades. Queridos amigos, he escrito modestamente estas líneas porque creo que son necesarias, espero que los que estáis sufriendo alguna de las innumerables enfermedades mentales que existen, os hayáis sentido comprendidos y acompañados, y que los que tenéis la fortuna de estar libres de ellas nos comprendáis un poco mejor. Un abrazo a todos y salud, mucha salud.

miércoles, 7 de octubre de 2020

Haciendo y deshaciendo el trabajo una y otra vez

 Volvía yo de la farmacia por tercera vez, a causa de una receta confusa, cuando me acordé de aquella máxima que reza "La mitad del trabajo que se hace en el mundo es para rehacer el que se ha hecho mal" y pensé: Uy la mitad, por lo menos dos terceras partes, porque primero se hace el trabajo mal, luego hay que deshacerlo y después hay que hacerlo bien. Entonces, como me pareció que todo esto era verdad,  me pregunté ¿ Cómo es posible que la humanidad entera haya llegado a esta dinámica y haya sobrevivido e incluso prosperado? y de repente. como en un flash, vino la respuesta a mi cabeza. Todo esto sucede, creo yo, porque el modificar este proceso, cada vez que se produce, requiere un conflicto, que además no nos garantiza que el trabajo se haga bien, ni la vez que va después del conflicto, ni todas las demás, pondré un ejemplo:

Imaginemos que un encargado tiene un camarero a sus órdenes que todos los días, al cerrar el bar, comete un fallo grave: un día deja el aire acondicionado encendido, otro le descuadra la caja, otro no echa la llave a la persiana, y otro no pone el candado a las sillas y a las mesas de la terraza. Este encargado puede intentar solucionar el problema con una bronca diaria (aquí viene el conflicto) pero esta no le asegura que el mismo día de la bronca, el camarero cometa otro fallo. También podría despedir al camarero y contratar a otro, pero eso no le asegura que el siguiente no cojee de esa pata o de cualquier otra, así que al final decide quedarse al camarero y cerrar el mismo el bar todas las noches, y por no andar deshaciendo el trabajo de su subordinado, trabaja todos los días un buen rato más, de la misma forma que uno no se presenta en la farmacia o en la consulta del médico con una cachiporra si alguien hace o interpreta  mal una receta, y vuelve a la farmacia una y otra vez para hacer de nuevo el trabajo que se hizo mal, y como vemos, para solucionar el trabajo sin conflicto hace falta una renuncia.

Y aquí está la solución al tan enigmático enigma, seguimos haciendo el trabajo al menos dos veces, primero mal y después bien, si todo va bien y la cosa no se enreda mucho, no porque seamos tontos y prefiramos hacer esto siempre así por gusto, sino porque es el sistema más eficiente que hemos sido capaces de crear. A pesar de que esta dinámica eterna sea desesperante, preferimos la desesperación a estar en un permanente conflicto día tras día, y eso no está del todo mal, a no ser, claro, porque una cosa no quita la otra, que seamos todos tontos, además.

Y eso es todo amigos un abrazo y salud, mucha salud.

viernes, 2 de octubre de 2020

Reencuentro

 Se llora por causa del nacimiento, por la ansiedad que nos provoca el miedo, siendo bebés, de ser abandonados, se llora de alegría, de tristeza, de impotencia de rabia, también a veces tras el sexo y tras el amor se llora, 

Pero hay un tipo de lágrimas que vienen de la irrupción  de los recuerdos. Uno pasea por la plaza donde jugó de niño y se abalanzan sobre él sus propias  imágenes, se le hincha un globo lleno  de emociones dentro del pecho que se revienta y uno vuelve a llorar como lo que fue, porque ese es el llanto que se llora cuando se recuerda así, y viene al encuentro de uno ese otro uno pequeño del pasado, que le pregunta al adulto que  porqué  no ha venido a buscarle en todo este tiempo, y entonces el adulto con los ajos arrasados, le responde que no lo sabe, que en algún momento se perdió y que no sabe dónde ha estado él mismo todo este tiempo, que los dos han estado perdidos del otro , y entonces los dos lloran juntos, lloran , lloran sin control, porque por fin se encuentran , lloran porque comprenden la pérdida mutua del tiempo, lloran juntos sentados  el banco de su plaza, hasta que ya no quedan más lágrimas y lo dejan allí todo de nuevo aplazado, hasta el próximo encuentro, porque sobre estos instantes, que son eternos , han ido cayendo de nuevo la niebla y la bruma de la  noche