Esta desinformación divina es inhumana
Pasan los días sin saber que hacer con la vida y con el mundo
Qué poco se habla, y que poco se sabe de lo que es necesario
Sin embargo decimos cosas, como quien reza, no porque sean importantes o verdaderas, sino porque las deseamos y necesitamos creerlas
Entre toda esta cháchara no encuentro postura, la cama es grande y todo me duele
lunes, 29 de enero de 2018
viernes, 26 de enero de 2018
Mi nueva psicóloga
Queridos noctámbulos:
Mi nueva psicóloga me recomendó, hace ya algunos días,un libro de auto-ayuda que se titula "Sal de tu mente, entra en tu vida".
Dejando a un lado lo absurdo que es acudir a una terapeuta en busca de ayuda y que esta te recomiende un libro de auto-ayuda, tengo que decir que si se pudiera "Salir de la mente y entrar en la vida" nadie necesitaría terapia y seguramente seríamos inconscientes y por tanto libres, como pájaros.
Todo lo anterior me lleva a pensar que, así como un profesional de la salud física, por llamarlos de alguna forma, sabe lo que es tener una gripe, un tirón muscular, tos, o anginas, muchos profesionales de la mente no han sufrido en sus cerebros una enfermedad mental, lo que por una parte los aleja de sus pacientes pero por otro lado es tranquilizador, porque si así fuera ¿Quién seria entonces el paciente? ¿Qué harían dos pacientes en la misma consulta intentando mirar fijamente cada uno al otro con sus respectivos y huidizos pares de ojos? ¿Utilizarían el escritorio y los asientos por turnos? ¿Quién consolaría entonces a quién y por cuanto tiempo?
Bien pensado las consultas podrían tener unas buenas estanterías de libros de auto-ayuda que paciente y paciente podrían leerse uno a otro en voz alta, intentando "salir de sus mentes y entrar en sus vidas" con la gran ayuda de la auto-ayuda pero sobre todo,y esto es lo importante, en equipo
miércoles, 24 de enero de 2018
Algunas frase sueltas sobre la soledad
La soledad es el aislamiento impuesto, al principio por el exterior, a las personas que no encajan. Después este aislamiento se refuerza interiormente por el propio solitario, como estrategia de supervivencia.
Aislamiento del mundo, de una vida que hiere. El aislamiento total, que sería lo deseable, sólo es posible con la muerte (y ni siquiera esto es seguro) pero no es tan fácil como se piensa arrojarse al mar, ni siquiera estando sólo.
Cuando jugar y correr era cási lo único
ya me fijaba yo en tus ojos infantiles buscando otra madre
otra compañera
Se recuerda porque se piensa y se piensa porque se está sólo. Se está sólo porque se necesita descansar y curar la herida del mundo. Se está sólo porque se está en otro sitio, dentro de uno mismo y estando sólo uno, sólo se piensa
.
Aislamiento del mundo, de una vida que hiere. El aislamiento total, que sería lo deseable, sólo es posible con la muerte (y ni siquiera esto es seguro) pero no es tan fácil como se piensa arrojarse al mar, ni siquiera estando sólo.
Cuando jugar y correr era cási lo único
ya me fijaba yo en tus ojos infantiles buscando otra madre
otra compañera
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Moverse alivia el sufrimiento de pensar, quizá sea por eso ese afán por los viajes y por la velocidad.
¿Es posible no sufrir y estar al mismo tiempo quieto?
Para estar menos sólo he estado buscándome a mi mismo, al parecer estaba escondido de mi mismo pero, a pesar de mis esfuerzos, no he conseguido dar conmigo
Hay quien voluntariamente se coloca ante una pantalla. Yo escribo y leo porque estoy sólo, como quien juega una partida de ajedrez consigo mismo.
Ellos desaprovechan la oportunidad de la compañía porque la tienen, y por eso mismo, no la necesitan
¿Cuál es el sentido de la vida? Parece ser que el sentido de la vida es buscarle el sentido a la vida..
martes, 23 de enero de 2018
Hipnótico
El mar es hipnótico como el fuego. De tanto y tanto aparecen tandas de olas lentas, sin fuerza suficiente para romper, que se precipitan suaves formando, en vez de crestas montañosas, mesetas que se exponen como sábanas tendidas.
El mar entonces extiende el agua como un dependiente de comercio textil que desenrollara una tela y la acercase a la luz natural, para que pudiésemos ver como se van dibujando en ella mágicos y cambiantes arabescos de arena salada y espuma.
Mi mente, atrapada por un momento por este truco de prestidigitación vuelve a su bucle y deseo condenar mis recuerdos bajo capas y capas de cemento. Así comienzo a imaginarlo, en una ensoñación en la que esta pasta, al contacto con el lecho de la memoria, en vez de endurecerse, se va volviendo transparente como el agua marina
Vuelvo la mirada al océano de nuevo, en busca de consuelo y de olvido.
El mar es hipnótico como el fuego. De tanto y tanto aparecen tandas de olas lentas, sin fuerza suficiente para romper, que se precipitan suaves formando, en vez de crestas montañosas, mesetas que se exponen como sábanas tendidas.
El mar entonces extiende el agua como un dependiente de comercio textil que desenrollara una tela y la acercase a la luz natural, para que pudiésemos ver como se van dibujando en ella mágicos y cambiantes arabescos de arena salada y espuma.
Mi mente, atrapada por un momento por este truco de prestidigitación vuelve a su bucle y deseo condenar mis recuerdos bajo capas y capas de cemento. Así comienzo a imaginarlo, en una ensoñación en la que esta pasta, al contacto con el lecho de la memoria, en vez de endurecerse, se va volviendo transparente como el agua marina
Vuelvo la mirada al océano de nuevo, en busca de consuelo y de olvido.
El mar es hipnótico como el fuego. De tanto y tanto aparecen tandas de olas lentas, sin fuerza suficiente para romper, que se precipitan suaves formando, en vez de crestas montañosas, mesetas que se exponen como sábanas tendidas.
Señor marrón
Hay un señor vestido de marrón oscuro en la sala de espera del hospital. Se ha arreglado mucho, aunque con ropa antigua. No oye ni entiende nada de lo que le dicen e intenta disimularlo. Tampoco puede apenas caminar por si mismo.
Parece un niño desastrado vestido de domingo, pero es un anciano que intenta mantener su dignidad, que intenta salvaguardar una apariencia de valerse en el mundo, una apariencia que quizá, al igual que todos, nunca tuvo.
Aparece una enfermera y con mucha mano izquierda y con grandes gritos y aspavientos consigue al fin llevarlo a su destino.
Parece un niño desastrado vestido de domingo, pero es un anciano que intenta mantener su dignidad, que intenta salvaguardar una apariencia de valerse en el mundo, una apariencia que quizá, al igual que todos, nunca tuvo.
Aparece una enfermera y con mucha mano izquierda y con grandes gritos y aspavientos consigue al fin llevarlo a su destino.
domingo, 21 de enero de 2018
la consciencia
Un tipo de unos cincuenta y tantos años se sienta a mi lado en un banco del paseo marítimo. Lo hace como si no hubiera más bancos libres, dándome además la espalda. Lleva pantalones de pana, un forro polar, zapatos baratos (debo indicar que estamos en invierno) y el pelo largo y teñido. Sostiene en su mano derecha una lata de cerveza.
Al momento, la chica que hace un rato paseaba con su perro por la playa hacia el norte, vuelve persiguiendo a su mascota para ponerle la correa. Me doy cuenta de que el hombre de la lata de cerveza ha desaparecido por completo de mi mente durante unos segundos, a pesar de seguir a mi lado.
Esta es la consciencia de la que tanto presumimos los humanos
Al momento, la chica que hace un rato paseaba con su perro por la playa hacia el norte, vuelve persiguiendo a su mascota para ponerle la correa. Me doy cuenta de que el hombre de la lata de cerveza ha desaparecido por completo de mi mente durante unos segundos, a pesar de seguir a mi lado.
Esta es la consciencia de la que tanto presumimos los humanos
La ventanilla
Esperé en un coche, sólo
No llegaba a mirar por la ventanilla
Tenía tiempo que perder y no era responsable
Entonces tuve el futuro en mis manos
ahora el tiempo ha pasado y son otros los que lo poseen.
No llegaba a mirar por la ventanilla
Tenía tiempo que perder y no era responsable
Entonces tuve el futuro en mis manos
ahora el tiempo ha pasado y son otros los que lo poseen.
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