martes, 4 de febrero de 2020

El pasado es el tiempo

Nada de lo que ocurre sucede sólo en el presente, porque en él todo está unido como por un hilo continuo con el pasado, con el que forma una única cosa.

Por otra parte está, dicen, el futuro, pero el futuro sólo existe en la memoria, cuando esta es capaz de imaginarlo.

Por eso sólo existe el pasado, que como su propio nombre indica, ya ha pasado.


sábado, 14 de diciembre de 2019

Historia de camareros 117 "Un día largo y Aguado"

Son casi la una de la madrugada, nos han dado un revolcón de miedo, cenas de empresa incluidas, y estamos, Rosi y yo, recogiendo lo último para poder ir cerrando e irnos a cenar a nuestras casas. Hace más de media hora que hemos llevado los cafés a la mesa quince y veo con horror que una señora me llama desde esa misma mesa, nerviosamente, y sin esperar a que llegue me dice: - Oiga, oiga camarero, el café con hielo de mi amiga se ha quedado un poco aguado - Bueno, es que el hielo es agua y el café está caliente, le digo, así que si uno no se lo toma, digamos, en una media hora o así, el hielo se deshace y puede quedarse algo aguado, si, sí, ya lo veo ya, ¿Quiere que le haga otro? le pregunto a la amiga, que es algo más joven que la señora que me ha llamado - No, no, que me lo tomaré así, aguado, dice con un mohín, ella, insistiendo en lo de aguado, pero ya algo avergonzada - También puedo quitarle algo de hielo para que no se le agüe más, prosigo, si ve que le vuelve a pasar incluso puede hacerlo usted misma - No, no, que me lo tomo así, gracias - ¿Quiere que le traiga otro vaso? - No de verdad que no pasa nada - Si quiere se lo echo yo en este vaso para el agua que no ha utilizado, insisto, y así le quitamos el hielo - No de verdad, dice ella ya visiblemente incómoda - Pero señora, déjeme solucionar el problema, si estamos para eso - No, no, de verdad, vuelve a decir bajando la mirada - Bueno, pues si surge algo más así de importante no duden en llamarme -Muchas gracias -No hay de qué, es un placer. Una vez solucionado el grave incidente del café aguado sigo recogiendo con la esperanza de llegar a mi cama. porque el día ha sido largo, muy largo: Esta mañana, Rosa, después de llevarles unos platos a unos señores les ha dicho: - Que aproveche A lo que uno de ellos ha contestado: - Igualmente Como si nosotros también estuviéramos allí comiendo, en vez de partiéndonos el espinazo, y a mi un señor me ha pedido el "Datófono" para pagar con tarjeta Estaba comentando estos absurdos con Rosa y ella me ha dicho: - ¿Pero qué sinsentido es esté? - Nadie lo sabe Rosa, le he contestado, pero me da a mí que estas cosas son sólo unas pocas, tiene que haber muchas más de las que nos damos cuenta, pero por nuestro propio mongolismo de muchas ni nos enteraremos - Es verdad, ha respondido, y otras ya nos pasan desapercibidas del absurdo en el que vivimos, oye Quique. - Dime Rosa. - Menos mal que no nos damos cuenta de más cosas ni de más mongoladas - Pues sí, menos mal. No me encomiendo hoy a ningún Santo por no gafar esta buena conclusión de Rosa, que tiene razón en que dándonos cuenta de más mongoladas todo podría ir peor. Por fin como veis, he llegado a casa, desde donde os escribo. Son las cuatro y media de la madrugada y la agitación de este día no me deja dormir, así que buenos sueños para los que los tengáis y para todos salud.

viernes, 22 de noviembre de 2019

La anciana

- Bueno días  ¿Qué café le  pongo?
- Un cortado, contesta una señora muy mayor
- Muy bien, le digo, y cuando acabo de darme la vuelta para preparar el cortado, oigo a mis espaldas una voz que me dice:
- ¿Y este mini de qué es?
- Pues señora, no se lo  puedo decir porque estoy de espaldas y no le veo ni a usted ni al bocadillo
- Uy qué tonta, es verdad, es el segundo empezando por la derecha, parece un bacon y queso, afirma ella
Como sé que ya no quedan bocadillos de bacon y queso, que además vienen en un pan delgado, llamado "flautín",  y que se distinguen perfectamente de los otros que vienen en un pan gordico, llamado "rombo", comienzo a sospechar que la señora no anda muy bien de la vista, y que si antes me ha preguntado que qué bocadillo era ese, es porque la pobre tampoco nos veía  ni al bocadillo, ni a mi, ni a mis espaldas, así que le sigo el juego,  y sin volverme para averiguar qué bocadillo es el segundo empezando por la derecha le contesto:
- Ese debe ser el vegetal, que está muy bueno
- Pues ese, ese, me dice ella resolviendo su problema.
Le pongo su cortado y su vegetal y se va a una mesa de las grandes tan contenta
Antes de irse,  para pagar, vacía el monedero en la palma de su mano pequeña, la extiende y me dice:
- Cóbrese joven
 Le cojo una moneda de dos euros que es lo que vale su consumición y le digo:
- Ya está señora
- Muy bien majo, qué a gusto he estado, nos veremos pronto.
Estoy a punto de decirle "No sé yo" a la pobre pero me contengo y en vez de eso le contesto
- Hasta la próxima si no es antes señora
- Eso, eso, jajaja
Ella se ríe y se marcha dando pasitos muy cortos, como si tuviera miedo de darlos más largos. Al legar a la puerta la tantea, un señor de traje se da cuenta, se la abre y ella desaparece.
Queridos amigos , a veces, aparecen de la nada seres benéficos que se orientan por la voz de los demás, que consiguen las cosas sin tener que pedirlas , que andan por el mundo con buena cara a pesar de lo que llevan encima.
Casi siempre son ancianos y no hay que perdérselos cuando por fin aparecen con su magia.
Un abrazo y salud.


viernes, 15 de noviembre de 2019

Soledad, comunicación, gato.

Hace no tanto tiempo, incluso cuando ya existían el telégrafo, la radio y el teléfono, cuando uno se cambiaba de dirección y no dejaba sus señas a alguien de confianza, podía perder el contacto para siempre con personas que le importaban. Uno podía perderse y no volver a encontrarse jamás con un familiar o con su pareja.
Para estos casos tenían los antiguos La Luna. Hay un poema chino en el que un amante le decía a su amada que estaba en la guerra, en el otro lado del país, y que no sabía si volvería a verla, pero que miraba la Luna porque sabía que en ese preciso momento ella estaba haciendo lo mismo, y así tenía la sensación, de que a través de La Luna, ambos estaban juntos.
En nuestros tiempos modernos La Luna fue sustituida por la televisión, viéndola, de algún modo, sabías que no estabas sólo. Hubo quien llegó a decir que en los tiempos modernos, para estar realmente sólo, había que apagar la tele y poner un D.V.D,
Por fin, gracias a Facebook y a otras redes sociales, esta comunicación, que se ejercía en una sola dirección, ahora puede realizarse es las dos, pero aun así  seguimos estando solos.
La soledad, entonces no tiene que ver con las formas de comunicación, sino con la hondura con la que somos capaces de comunicarnos de forma íntima, recíprocamente, con otro interlocutor.
Sobre la calidad de este interlocutor habría mucho que decir, ni siquiera tiene que ser humano, las más de las veces, el poderío y la profundidad de un solo gato, suelen bastar.

martes, 12 de noviembre de 2019

Historias de camareros 105 "El cocido completo" (Sin segundas)

Queridos amigos, mañana tenemos "Cocido completo" y ya estoy viéndolos venir, sé que va a ser inevitable y que más de uno y más de una me va a decir:
- ¿Y no puede ser medio cocido completo? A lo que yo tendré que contestar:
- Señora, como su propio nombre indica el "cocido completo" es "completo" e indivisible
- ¿Y ni siquiera un poquito?,dirá la señora, a lo que yo replicaré
- ¿Me quiere explicar cómo se corta un medio cocido completo por la mitad, y en el caso de que esto sea posible, qué hacer con el otro medio cocido completo?
A partir de allí la conversación tomará caminos inimaginables incluso para los adictos al L.S.D. Así que estoy pre-aterrorizado, y pensando en qué protección real o imaginaria puedo procurarme.
Pienso que esta vez, por no aprovecharme mucho de San pascual Bailón, al que ya molesté en en mi anterior aventura, voy a encomendarme a San Babil de Antioquía, patrón de Cascante, cuyo brazo, que está a la sazón dentro de un relicario en forma de brazo, está, nadie sabe muy bien por qué, en el Museo de Filadelfia.
Ay que ver qué Santo tan viajero, este San Babil de Antioquía, o al menos en parte: desde Antioquía ha llegado el mozo hasta el nuevo mundo, como ya sabéis, a Filladelfia.
Y yo pienso ¿No podría San Babil teletransportarme a Filadelfia junto a su reliquia? Según divago sobre este admirable Santo noto unos lagrimones gordos como canicas de las gordas que me ruedan por ambas mejillas y llegan a mi boca donde al encontrarse con mi lengua la llenan de un sabor metálico y ácido y me pregunto ¿Estaré llorando lágrimas de sangre? ¿Me estaré llenando de estigmas y convirtiéndome en Santo? y si es así ¿Porqué Diosito no me lleva ya a su diestra a no más tardar y sobre todo antes de mañana que es el día del cocido completo? Otros Santos ascendieron con algo de enchufe familiar como Santa Ana y San Joaquín, padres de Nuestra Señora la Virgen María Santísima, y Santa Isabel, que era la madre de santa Ana la madre de la Virgen, y otros Santos padecieron martirios mucho mas duros que el mío con los monguers, pero sus martirios duraron menos rato, esa es la verdad.
En fin , mañana os cuento. Que durmáis bien y no tengáis pesadillas, en mi caso, no sé yo qué no soñaré.
Un abrazo y salud.

lunes, 4 de noviembre de 2019

Yo monger

Está claro que en cuanto uno sale de la barra y se convierte en cliente puede llegar a ser monguer en décimas de segundo. Esto mismo me pasó a mi el hace poco en el Decathlon, almacén donde fui el otro día a comprar unas camisetas para el invierno. Elegí las camisetas en un momento, siempre sin quitarme los cascos donde sonaba en bucle "Han caído los dos" de Radio Futura, y después, ya que estaba allí, decidí probarme unas zapatillas. Cuando retiré unas del número 43 del expositor, me di cuenta de que ambos zapatos, el izquierdo y el derecho, estaban atados el uno al otro con una pequeña brida de plástico. Menuda mongolada, pensé, ¿Cómo va uno a probarse unos zapatos que están encadenados el uno al otro? ¿Dando saltitos? así que me dije "espera que aquí la lío yo pero bien liada" y poniéndome la zapatilla derecha comencé a caminar como si su pareja no siguiera atada a ella. Correteé con decisión, e incluso con arrojo, mientras el chanclo izquierdo traqueteaba contra el suelo, contra dos columnas sucesivamente, y contra el banco con espejo que ponen en todos los pasillos para que puedas calzarte uno o dos zapatos atados uno al otro, según te parezca.
Debía estar montando una buena escandalera porque podía oír el estruendo que yo mismo estaba montando incluso con los Radio Futura puestos, y porque cuando me disponía a hacer el camino de vuelta, a mayor velocidad todavía, noté en mi espalda el toquecito de los dedos de una de las dependientas, que con la misma cara desencajada que se me queda a mi cuando tengo que lidiar con un monger de los buenos, me gritaba:
- Señor, señor, espere que le corto la brida con este cutter
Ante esta intervención me quité los cascos y contesté haciéndome el tonto:
- Ay qué bien
- Es que se pueden separar ¿Sabe?
- Pues la verdad es que no lo sabía, no me he atrevido a romper yo el plástico. Ya me perdonará, continué, ya sé que he hecho una cosa muy rara, pero es que más raro es tener los zapatos atados unos a otros
- Es verdad que es raro, pero es que la gente se llevaba los pares de diferentes números y era un follón
- Ya me imagino, pero claro, este es un problema del autoservicio, si no atiendes a la gente y la dejas que se auto sirva, para ahorrarte empelados, va y se auto sirve como Dios le da a entender. Por eso en casi todas las zapaterías del mundo, excepto en esta, tienen un zapato de cada par expuesto y el otro se le pide al dependiente
- Ya lo sé ya, dijo ella, pero es que estamos muy pocos empleados y esto está pensado, como usted mismo dice, como un autoservicio. Nosotros en realidad guiamos un poco pero es el cliente el que hace casi todo el trabajo, si tuviéramos que atender a toda la gente que viene nos volveríamos locos.
- Lo entiendo perfectamente y espero que la cámaras hayan grabado esta performance mía, a ver si los jefes toman nota y os ponen más compañeros, le dije devolviéndole las zapatillas.
- A ver, a ver si es verdad, dijo ella mientras se marchaba con una sonrisa llena de complicidad
Y todavía dudaba yo de mi cordura y de si la mongolada que había montado era digna de un mongol de ocho apellidos mongoles, y de si yo mismo no me había transformado en un monger cinco jotas, cuando al pasar por otro pasillo, el de las zapatillas más caras, vi que allí sólo estaba disponible el zapato izquierdo de cada par, y que en cada estantería había un cartel que rezaba: Pida el zapato derecho a su vendedor.
Y así, pensando que todavía no me había convertido en uno de ellos, al menos completamente, volví a a colocarme los auriculares y abandoné aliviado el centro comercial.

Pd: Queridos amigos, la industrialización del sector servicios casi ha concluido. Que San Judas Tadeo patrón de los imposibles nos asista, si es que existe y si es que puede.
Amén.

sábado, 26 de octubre de 2019

Pub Volvoreta "El templo de la pachanga"

Muchos me habéis preguntado qué fue lo que me ocurrió en el "Volvoreta templo de la pachanga" el otro día en Guadalajara, la verdad es que me da un poco de vergüenza y si sois almas sensibles no sigáis leyendo esta desventura mía (Sobre todo que no salga de aquí, será nuestro secreto)

Para relatar lo sucedido antes tengo que deciros que lo primero que hice cuando llegué a esta ciudad fue buscar un restaurante chino.
Como muchos sabéis soy vegetariano, y como en casi todos los menús los primeros vienen siempre cocinados con jamón , bacon, chorizo, gambas, y con toda suerte de partes de animales, y no me gusta andar dando explicaciones a nadie, cuando viajo lo primero que hago es buscar un restaurante chino, donde puedo comer arroz, rollitos y verduras salteadas hasta hartarme.
A fuerza de ir a comer y a cenar todos los días me hice amigo del chino Juan, que era un chaval delgado con gafas, muy simpático, de unos veinticinco años que llevaba en Guadalajara dos.
- Otla vez aquí en China City ¿Te gusta eh?
- Pues claro Juan está todo buenísimo
- Vamos a ponel tu nomble a mesa
Así que la noche de autos mientras cenaba le dije a Juan- Voy a ir a un sitio que se llama "Volvoreta el templo de la pachanga"
a lo que él contestó
- ¡No, no! tu no cael en tlampa Volvoleta,
-Pero Juan, soy un hombre solitario, llevo dos días aquí, necesito amor
- Yo caí al llegal de China en tlampa Volvoleta, tu no cael, pol favol, pol favol, yo avisal
Y allí que me fui sin hacer caso alguno al joven Juan
Llegué al pub a eso delas nueve y media y la camarera estaba abriendo la reja, era una chica guapa, rubia teñida aunque robusta, llevaba un pantalón vaquero ceñido y en la parte de arriba sólo un chaleco de cuero que dejaba ver por todas partes un sujetador raído, azul pálido, que parecía sacado del cesto de la ropa sucia
- Hombre hola, pasa pasa, me dijo como si nos conociéramos de toda la vida, venga un chupito de Jack Daniel`s para celebrarlo
Yo estaba encantado con el recibimiento, acepté el chupito y esa fue mi perdición, porque luego me invitó a otro y a otro. Estaba yo trasegándome una hilera de tres que me había preparado la moza cuando ella llamó por teléfono y le dijo a alguien:
- Sí, sí, tenemos uno, el cepo está lleno
En menos de veinte minutos escuché un ruido tremendo. El Volvoreta estaba en una calle peatonal donde estaban aparcando, esto lo vi cuando se abrió la puerta, unas veinticinco Harleys del "Minaya Alvar Fáñez Motor Club" . Ya sabéis que Minaya Alvar Fáñez era amiguico de el Cid Campeador, y es el héroe de Guadalajara porque la "liberó de los moros".
Los moteros entraron en manada y pronto pude ver que este club era algo muy especial, porque acogía en su seno a personas de todo género y orientación sexual, lo que alegró todavía más mi corazón
Al momento me hice amigo de varios de ellos, del Charli, del Paco, del Rolf y de muchos otros y seguí con ellos con el bourbon. Estos morteros tomaban muchas drogas y me daban a mi muchas drogas también, yo por no parecer descortés me las iba tomando.
De pronto todo se nubló debí perder el conocimiento y al despertarme me vi tumbado sobre la barra, semidesnudo, ataviado con un conjunto de lencería femenina roja con ligas y todo, digo que "me vi" porque en el techo, siguiendo el recorrido de la barra, había un espejo y se habían preocupado de volver a ponerme las gafas después de ponerme el sujetador.
El conjunto no era de mi talla, de eso estaba seguro, porque cada uno de mis testículos asomaba por cada uno de los laterales de las bragas y el sujetador se me clavaba por todas partes. estaba rodeado de vasos de chupito y de moteros que los bebían entre grandes risotadas antes de que la camarera fuera capaz de rellenarlos. Al verme en semejantes circunstancias me desmayé
Me despertaron los gritos del chino Juan que había cerrado el restaurante y consciente del peligro que corría había corrido a rescatarme
- ¡Motelos cablones, dejad en paz al homblecico! ¿No veis que es un homble bueno aunque goldico?
Los moteros se carcajeaban a mandíbula batiente mientras asistían a otra escena de su macabro espectáculo, Juan seguía increpándoles
- Os vais a calgal todo el tulismo de Guadalajala hijos de la glan puta.
Juan me bajó como pudo de la barra, y le costó mucho, porque yo no podía moverme y el triangulillo posterior del tanga y el broche del sujetador habían hecho ventosa con la capa de bourbon que se había ido depositando bajo mi cuerpo. Una vez en el suelo volví a desmayarme.
No sé cómo Juan me puso los pantalones y la chaqueta, un enternecedor pudor juvenil le impidió poner en su lugar mi propia ropa interior, y me llevó al hotel, donde de nuevo en bragas, me depositó en la bañera y me dejó allí, sin enjabonarme ni nada, bajo el agua caliente. El chino se despidió diciendo:
- Qué veldadelo el dicho español "Uno no puede escalmental en cabeza ajena", a lo que siguió un lacónico "adiós".
Cuando logré salir de la ducha y comencé a secarme vi que tenía el cuerpo lleno de rastros de carmín de distintos tamaños y colores que fui quitándome del cuerpo con la toalla. Fue entonces cuando entré al facebook y vi que no podía compartir con vosotros esta experiencia porque estabais todos dormidos ¿para qué entonces había corrido semejante riesgo?
Durante horas después de quitarme aquella ropa interior seguí sintiendo el elastiquillo del tanga a lo largo de todo el lugar donde había estado. Todavía estaba bastante afectado por la ingesta de todo lo relatado, y no quise investigar mucho en mi retaguardia para saber si los miembros del Minaya Motor club habían respetado mi doncelléz o no, aunque en realidad me daba igual, yo había ido al "Volvoreta el Templo de la pachanga" a por una noche de amor y los moteros me la habían dado.
Después de vivir esta aventura tan insensata y tan intensa me relajé y dormí por fin como un niño.