sábado, 21 de junio de 2025

Divagaciones recreativas -1926

                                                                    


1926- Me pregunto a menudo por qué la cultura no obra el milagro y transforma la sociedad, como siempre algunos han dicho que podría suceder. La respuesta es simple, la cultura solo podría cambiar la sociedad si la gran mayoría de las personas que la componen se viera impregnada por ella, individualmente, y solo la suma de todas esas personas cultas, y según defienden algunos, por ello más sensibles y empáticas con los demás, y con los problemas comunes, estaría ya dispuesta a cambiarlo todo a mejor, si lograsen también no equivocarse en sus buenas intenciones.

La realidad es otra bien diferente, porque aunque todo este proceso fuese posible, adquirir esta cultura cuesta un gran esfuerzo, y no me refiero al esfuerzo económico que requiere la el conocimiento académico, no hablo de estudios, sino de cultura, la que se aprehende leyendo, viendo, probando, pensando, conversando, escuchando.

Ver una buena película, escuchar buena música, leer un buen libro, requiere un esfuerzo, porque estos actos nos ponen ante el espejo, nos revuelven por dentro, nos hacen pensar en cosas en las que nunca habíamos pensado, nos provocan sensaciones y sentimientos también nuevos. Este esfuerzo de enfrentarnos a lo nuevo y a nosotros mismos a través del arte, es el que nos hace crecer, y esta capacidad de hacernos crecer, es lo que diferencia un producto de entretenimiento, que también tiene su función y su momento, de una obra de arte.

Siempre ha sido difícil históricamente, en unas sociedades humanas siempre enfocadas en lo material, encontrar personas dispuestas a realizar este viaje, pero ahora en mundo todavía más insensible que nunca, más rápido, en el que el triunfo en cualquier cosa, a través de cualquier artimaña y a cualquier precio es la norma, en el que la inmediatez, la competitividad por el resultado material instantáneo son los objetivos generales, o al menos los que preconiza el sistema económico y social, y en el que la educación está dirigida casi exclusivamente a intentar satisfacer las necesidades del mercado laboral, y no a cultivar personas más sintientes y por tanto más humanas, este trabajo es ahora más difícil que nunca.

Fotografía de las pinturas de la Cueva de Altamira: este archivo está licenciado bajo la licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 3.0 Unported .Atribución: Museo de Altamira y D. Rodríguez

martes, 17 de junio de 2025

martes, 3 de junio de 2025

Divagaciones recreativas 1919- 1920

 1919- Cuando veo a un niño o niña hablando con una persona mayor me parece que es la humanidad entera quien habla consigo misma.

1920- Cuando una persona cercana muere se nos concede seguir recordándola, seguir aprendiendo de ella e incluso seguir aprendiendo a pensar como ella pensaba.


jueves, 29 de mayo de 2025

La verdad

Nos hemos preocupado tanto, de intentar saber si existe la verdad, de definir en tal caso qué es, y sobre todo en discutir sobre quién la tiene, que no hemos pensado mucho en cómo debería usarse o cuándo.

Sobre esto, creo yo, que no todo el que la posee tiene derecho a decirla, a utilizarla, el buen o mal uso ya sería harina de otro costal.

miércoles, 28 de mayo de 2025

El dolor crónico, si los médicos no lo curan, es para siempre.

                                                        


No es posible no fijarse en el dolor, que es un mecanismo que sirve precisamente para que nos fijemos a través de él, en que algo no anda bien.

Resulta tremendo tener que explicar esto a los médicos, cuando te dicen que el dolor crónico que padeces se puede controlar con la mente, por medio de la meditación, del yoga o del mindfulness. Por supuesto, si esto fuera cierto, no existiría la medicina tal y como la conocemos, todo puede ayudar, pero si esto funcionase de verdad no habría unidades del dolor, ni de paliativos, ni se usaría la morfina, ni los analgésicos y la industria farmacéutica no sería la que conocemos, ni siquiera serían necesarios la mitad de los médicos, de los fisioterapeutas, los psicólogos o los psiquiatras que tenemos, porque si el dolor físico se puede controlar con la mente, lo mismo ocurriría, con más razón, con el dolor mental, y cualquier paciente podría tratarse a sí mismo mediante el control de la mente, que parece que es lo que insinúan, que se cure uno mismo, así, sin tratamientos, sin médicos, sin recomendaciones ni nada.

Esta conversación que acabo de resumir, no la he tenido con un médico, sino con varios profesionales de la sanidad. Un fisioterapeuta llegó a recomendarme un libro titulado "El dolor crónico no es para siempre", lo que me hizo dudar de la calidad de la educación básica del escritor y del fisioterapeuta, pues al parecer no tenían claro el significado de la palabra "crónico".

En fin, que aquí estamos los enfermos de dolor crónico, tratados por médicos que no entienden que si ellos no curan el dolor crónico, si no encuentran la manera de tratarlo, el dolor crónico, es para siempre.


Fuente de la fotografía: Wikipedia  Creative Commons Attribution-Share Alike 4.0 International.

Divagaciones recreativas 1909-1910

1909- El mérito, el reconocimiento, la satisfacción, son conceptos tan opuestas al triunfo, que hasta tienen palabras diferentes y propias para ser expresados, sin embargo nuestra sociedad solo se rige por este triunfo, que tiene, sí, una palabra propia, pero que está vacía de cualquier significado benéfico y profundo.

1910- Hay abstracciones mucho más abstractas que otras porque nunca llegan a concretarse, no es lo mismo el amor, que la nada.


martes, 27 de mayo de 2025

El desuso del silencio

Qué poco utilizamos el silencio, si es que existe.

Cuando no sabemos algo se incrementa el ruido en el interior de la cabeza, y a veces también pensamos en alto, llenando todo el espacio e impidiendo que las respuestas, que la verdad, puedan llegar por sí mismas y asentarse, ocupando su propio lugar.

Imitando

Tan incompletos e inseguros llegamos al mundo que todo tenemos que aprenderlo de otros, lo que por fortuna podemos hacer gracias a las neuronas espejo, pero así, imitando e imitando, nunca llegamos a ser nosotros mismos.

La consecuencia de lo anterior es que lo "auténtico" es otro mito.