Un padre enorme, casi de dos metros de altura, ancho de hombros cargado de kilos de más, de su mano se agarra un niño pequeño, pequeño, rubio, perfecto, diciendo ¡nó, nó nó!
"Alex por favor" susurra el padre enorme y es entonces cuando se ve el poderío del pequeño frente a la paciencia del padre y la suavidad con que lo convence con un "por favor" a medio camino entre una suave caricia y una amenaza velada.
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