lunes, 6 de agosto de 2018

La distancia

Siento un tajo cálido y profundo en mi mejilla izquierda que se hunde en el pómulo, bajo el ojo

Intento alejarme y me doy cuenta de que ya estoy lejos, la distancia es la herida

Si me acerco la navaja hurga en la herida, toca en el hueso y oigo en mi cabeza la raspadura de un punzón contra el cemento

Si me alejo el aire pútrido infecta la tajada y la deja purulenta y tumescente

Me quedo paralizado por el miedo, y siento la angustia intensa de estar atrapado entre dos puntos separados por una lejanía insalvable.

domingo, 5 de agosto de 2018

Metas

"Tener metas en la vida es importante", dicen, y esto es un engaño, porque lo que en realidad están diciendo es "Si tu vida no tiene un sentido, al menos que no se note, que tenga una dirección"

Pero una dirección no es un sentido, en ninguna de sus acepciones.

Correr hacia cualquier cosa, aun llamándola "Meta", sólo da movimiento a las cosas y una apariencia falsa de que todo tiende a ir hacia algún lugar, aunque no sea el que le corresponda.

Esto nos desvía del verdadero camino, porque nos aleja de lo fundamental, sobre todo si no sabemos todavía lo que es, ni sabemos por tanto, dónde está.

 Esto de "Tener metas" desde luego no es importante, ni da ningún sentido a la vida


sábado, 4 de agosto de 2018

Viejas cartas

No hay que guardar las viejas cartas

Las palabras, para quien sabe leerlas, son como una lluvia fina que cala, se queda dentro y ya no se puede hacer nada para sacarlas

Sólo lo que es permeable hace posible que crezca la hierba allí donde el agua se filtra . Al los restantes, fabricados en  aluminio y  hormigón, las gotas les son ajenas y de nada sirve verter y verter diluvios sobre ellos.

Nada ni nadie cambia, no somos serpientes ni mudamos de piel

Ayer noche lloviznó sobre la ribera. Las plantas y los caracoles se alimentan y crecen

Itermitencia

¿Se puede cambiar algo en lo profundo? ¿Es necesario o sólo lo intentamos porque nos sentimos incómodos con la vida por dentro, con el no saber, con la falta de sentido?

¿Podemos por ejemplo dejar de ser seres intermitates, ahora en el exterior, ahora dentro de nosotros mismos?

¿Es esta intermitencia  inherente a nuestra existencia?

¿Es esta bendita intermitencia la que nos salva de la soledad?


viernes, 3 de agosto de 2018

Ciprés

Hay un ciprés en mi recorrido matinal que tiene la copa combada por el Cierzo. Está en un cruce de caminos, muy desprotegido.

Hoy me parece mucho más pequeño que de costumbre y me ha sorprendido la razón: Es verano y los plátanos que tiene detrás están llenos de hojas,así que parece más pequeño que en invierno, cuando estos árboles pierden con  sus hojas parte de su volumen,  y dejan de ser el fondo contra el que se compara el tamaño del ciprés.

Pienso todo esto mientras me acerco a él por la recta más larga del parque que vadeo a a diario y me entristezco al pensar que,  a pesar de caminar todos los días cerca de él, no lo he mirado con la profundidad que se merece desde el pasado invierno.

Dos mundos, un mundo

Es agotador estar en el mundo interior y en el exterior, siempre, al mismo tiempo

La conexión del presente con la memoria es inevitable, se podría decir que son la misa cosa

A falta del futuro, el tiempo completo

Esta tensión sólo cesa, a veces, con el movimiento del cuerpo, o se mitiga con la bajada de la conciencia, dentro de los sueño. que son los movimientos involuntarios de la mente


jueves, 2 de agosto de 2018

Gente molesta

La gente molesta porque no es consciente de la existencia de los demás. Así, la persona consciente, que es la que no molesta, ni siquiera existe para los otros, que son los que le molestan.

Los movimientos de la persona sensible son cuidadosos e internos. Lo que no se mueve no se ve y lo que no se ve no se oye.

Sin embargo la gente molesta vive para ser oída y vista, y para eso se mueven, gritan, patalean, llenan el espacio de humo o de persistentes olores, unas veces por exceso de perfume y otras por falta de jabón.

La única manera de que estas personas se den cuanta de que hay más gente es molestarlas a ellas, intentando, casi siempre infructuosamente, explicar la situación a los molestos, lo que suele provocar un conflicto todavía más molesto que la molestia anterior. Recordemos que no se puede explicar a alguien que no escucha, que no escucha, porque no escucha.

Ante todo esto no hay solución posible, puesto que la gente molesta tiene unas carencias de sensibilidad y empatía tan arraigadas que es imposible conseguir que vean que hay más gente en el mundo. Sólo se puede intentar evitarlas, con unos buenos auriculares, o quedándonos en casa.