domingo, 18 de noviembre de 2018

"Historias de camareros 30" Los mongers

Hay días que lo notas, la calle está llena de mongers y todos quieren que les pongas "un cortado corto de café pero con más café que leche" o cosas por el estilo.
Rosa es la primera que se da cuenta de que es uno de esos días y cuando llega al bar me mira con los dos ojos desorbitados y me dice "¿Pero qué mongolada es esta?" y entonces sé que le voy a tener que poner lo que ella y yo denominamos "Un café de emergencia"
- ¿Te lo pongo con o sin cafeína?
- Sin cafeína que me darán taquicardias, bueno, corrige, que sea lo que Dios quiera, con cafeína, la vamos a necesitar.
 Según avanza la noche nos vamos reafirmando en la apreciación inicial, vamos comentando la jugada y Rosa me dice:
- La del gorrico de la doce, curiosica es la moza, ya me ha llamado tres veces para que le lleve azúcar y las tres le he dicho que lo tiene en la mano
- ¿Y no se da cuenta cuando se lo dices?
- Sí, pero luego se lo cambia de mano y vuelta a empezar, contesta ella.

Uno de esos días una señora dijo que había una hormiga debajo de la mesa, Rosa fue a echar un poco de insecticida, pero como el bote estaba vacío no salió nada. Mientras tanto la señora en cuestión se echaba las manos a la garganta y decía:
- Ahhh Agg que me ahogo, que tengo alergia
- Señoraaa que no he echado nada, que el bote está vacío, le decía la pobre Rosa.
Pero la señora ya se estaba asfixiando ella misma con sus propias manos, y menos mal que su amiga se las quitó del cuello y le convenció de que no había nada de insecticida en el aire, porque ya me veía yo a los cofrades de la hermandad de la Sangre de Cristo, entrando en el bar, para recoger el absurdo cadáver de la clienta.

Si dejamos a un lado al  90% de la gente  que es educada y normal y al pequeño porcentaje de seres humanos que por decirlo de algún modo "No están bien del todo" y que merecen todo nuestro respeto y comprensión, nos queda una ínfima pero muy molesta proporción de mongers, esa raza implacable que crece y que nos arrasa de vez en cuando sin remedio.
Nosotros ante esta evidencia, cuando localizamos algún monger en el comedor, nos avisamos, por el buen funcionamiento del negocio y de la convivencia en general, y si por ejemplo Rosa me dice:
- En la cuatro hay uno de Ulán Bator, y yo voy a la cuatro, y lo ratifico, y a la vuelta le digo "el de Ullan Bator es el de la chaquetilla a cuadros ¿verdad?" y ella me contesta "Por supuesto", nos andamos con cuidado, con muchísimo cuidado.
Insisto en que, como en todos los oficios, la mayoría de la clientela es encantadora, si todo el mundo fuera monger el comercio mundial no podría existir, ni tampoco la vida en la Tierra, ni nada, pero para salvaguardar nuestras propias existencias de esta epidemia calamitosa y catastrófica, Rosa y yo hemos sido capaces de identificar al monger de excepcionales cualidades destructivas, del que decimos que tiene "Ocho apellidos mongoles".
Ante esta amenaza no hay cuarto del pánico ni rezo que valga, sólo se puede evitar el contacto al máximo y esperar que su trayectoria se aleje, cual meteorito,  para siempre jamás de nuestras vidas, repartiéndonos, como buenos compañeros, el riesgo de atenderlo por turnos:
- Anda, ve tú ahora Quique
- Vale, es verdad, me toca, luego vas tú
- Muy bien, pero luego, luego
- Sí. sí, luego, luego
Y así se van pasando las horas, con más lentitud de lo normal y cuando por fin cerramos nos decimos el uno al otro:
-Mañana será otro día Rosa
- Que descanses Quique
 A lo que yo respondo como en la película
- En paz






sábado, 17 de noviembre de 2018

En mis sueños recinto

En mis sueños duermo vestido, con mi abrigo y con mis auriculares puestos, en una especie de centro recreativo. Hay una piscina y enfermeros, que al descubrir mi aspecto de indigente emocional, me dicen que no puedo estar allí.
Me pregunto si la puerta que me señalan, es la salida o la entrada del psiquiátrico, y si será dentro o fuera del recinto, donde encontraré un poco de inteligencia y de comprensión.

Mientras me recompongo del sueño, todavía dentro del sueño, pienso en si sería capaz de atravesar esa puerta y probar otra vez suerte, en otro lugar.

domingo, 11 de noviembre de 2018

Facetas

La soledad que es, al parecer, falta de intimidad, le quita a la vida el poco sentido que tiene.

A mi cada día me resulta más extraño que una personalidad escindida como la mía, con tantas facetas, esté tan despoblada, tan vacía, pudiendo encajar con tanta gente por tantos lados.

Quizá sea así porque cada faceta está ligada a las demás por un juego de varias aristas.

Así que esfuerzo en redondeárme ,en limar mis cantos, para llegar a ser una esfera, que pueda rodar por el mundo de una a a otra mano, en la esperanza de que este esfuerzo merezca la pena.

viernes, 9 de noviembre de 2018

Luz

Salgo a la calle en una mañana nublada y una luminosidad densa, como una miel grisácea y turbia, sucia de años, se vierte sobre mis párpados entrecerrándolos a mi pesar

Intento ver un mundo que me llena de polvo y plumas las pestañas, y entre las pegajosas hebras de legañas almibaradas, que se entreabren con mi esfuerzo, alcanzo a ver apenas las baldosas del pavimento que voy pisando, y de reojo, las ventanas vacías de los edificios que me protegen, proyectando sobre mi la la penumbra en la que habito

Llego casi a tientas, al café que frecuento por las mañanas, y me pongo a escribir a través de las telas de araña de mis cataratas glaucas, que reciben el bálsamo de la claridad indirecta y aterciopelada, de la luz artificial.

jueves, 8 de noviembre de 2018

En mis sueños viaje nocturno

En mis sueños viajo en un autobús nocturno en el que me encuentro con una vieja conocida. Me cuenta que está perdida, la consuelo y la ayudo a pasar la noche durmiendo con ella, entrelazado

Al despertarme ya no está conmigo, ha buscado refugio bajo unos asientos, donde ha montado una especie de guarida, con un saco de dormir, parapetada tras sus maletas.

Descubro entonces que han desaparecido todas mis pertenencias, y que sin embargo, ella ha conservado las suyas

Al llegar a nuestro destino sus amigas vienen a buscarla a la parada.

miércoles, 7 de noviembre de 2018

Horizonte

Cambiar  de perspectiva

Hacer las maletas

Deshacerse de lo inconfesable

Mudar las sábanas justo antes de la partida

Marchar al fin, y abandonar un camino agotado y sin rumbo,
por el horizonte estrellado y vertical de los muertos


viernes, 2 de noviembre de 2018

Furgoneta

Veo a un tipo meter una bicicleta en una furgoneta y pienso que él, a pesar de todos sus medios de transporte, tampoco sabe a dónde está yendo, dentro de un planeta, que según he leído hace poco, no se mueve en una órbita elíptica alrededor del Sol, porque este, viajando también dentro de la Vía Láctea, arrastra a los planetas, a sus satélites y a sus cometas a través del espacio, haciéndolos girar en una especie de espiral helicoidal, parecida a una escalera de caracol o a la doble hélice del A.D.N.

Todo lo anterior es , además relativo, porque , según me decía el otro día un amigo, como la galaxia y el mismo Universo están a su vez en movimiento, es imposible determinar dónde está cada elemento en relación a otro en un momento dado".

Y esta es la divagación que empieza con el tipo que mete una bicicleta en una furgoneta.