jueves, 5 de julio de 2018

Chimenea

He vuelto a sentir el frío del humo que se congela saliendo del tiro de la chimenea

Humo todavía tibio helado en pleno movimiento, como se hiela el oleaje del Báltico al llegar a las playas. Justo en el momento de alcanzar su cresta, al abandonar por un instante las aguas para bañarse en la frialdad del aire, la ola se transforma en hielo y se quiebra por su por su propio peso y por el empuje de la siguiente ola que llega , se eleva se hiela y se parte.

martes, 3 de julio de 2018

En mis sueños música y Bach

En mis sueños, de noche, sentado en la banqueta de un pequeño clavecín de viaje rodeado de velas, en camisón, sin peluca, y con un gorro de dormir del que cuelga la consabida borla de lana blanca, se sienta el gran Bach, que toca Las Seis Partitas de principio a fin.

Me quedo en la esquina del cuarto para no interrumpir mientras él canturrea sobre el clave algunas de las melodías principales.

Cuando por fin termina gira hacia mi su gran cabeza, me mira desde la profundidad de sus ojos hundidos y azules, casi violetas  a causa de la iluminación de la sala, y con una voz profunda y suave me pregunta:
- ¿Es esto un sueño?
- Sí, lo es, musito mientras una oleada de placer recorre mi médula espinal al saberme soñado yo también por él. Me repongo y le digo:
- Es magnífica, es perfecta.
- ¿Tú crees? Está acabada y a pesar de ello siento que le falta algo. Llevo noches enteras sin dormir, repasando la partitura una y otra vez, y no lo encuentro, no lo encuentro. Si sigo así me quedaré ciego.
- Puede que tengas razón, contesto. Es perfecta y está acabada, pero aun así sientes que le falta algo que no puedes encontrar, porque todavía no existe.
- Eso es, eso es, dice aliviado. ¿Es esto posible? ¿Y tú cómo lo sabes?
- Lo sé porque soy un soñador del futuro. No sé si debería decirte esto, pero por alguna razón estamos soñándonos el uno al otro. Como sabes, hace poco se ha inventado el pianoforte, poco a poco se irá perfeccionando, se escribirán miles de piezas para este instrumento que acabará por llamarse piano. Digamos que en muchos aspectos sustituirá al clavecín, continué. En el siglo XX nacerá un interprete llamado Glenn Gould, dotado de una técnica y de una sensibilidad asombrosas. Él transcribirá Las Seis Partitas al piano y muchas otras de tus obras y será célebre en todo el mundo por ello. También canturreará mientras toca, como haces tú.
- Fantástico, un tal Glenn Gould,  exclama él mientras su cara, tensa hasta ese momento, se deshace en una risa entre infantil y risueña que sale de su pecho haciendo que vibre su papada y que la borla de su gorro se meza y golpee su cabeza.
- Oye, oye, me pregunta ¿ Y cómo será la música del futuro?
- Será magnífica, brillante, alegre, luego sera melancólica, patriótica, y finalmente unos genios locos la desmontarán por completo, como quien poda un árbol para que crezca de nuevo lleno de vida.
- La música avanza, avanza, estupendo, estupendo. Entonces ¿Mi obra está acabada? ¿Estás seguro?
- Ya lo creo, ya puedes descansar tranquilo.
- Eso me gustaría, pero me temo que me estoy despertando.

La figura de Johann se desvanece en mi sueño y esto hace que yo también me despierte, quedándome con las ganas de darle las gracias por tanta belleza y por haber sacado con su música tantas vidas a flote, aunque creo que todo esto,  ahora en el presente, esté donde esté, él ya lo sabe hace mucho, mucho tiempo.

miércoles, 27 de junio de 2018

Burbujas

El agua de los ríos, la del mar, el aire,  y cualquier otro fluido que nos envuelve, incluido el líquido amniótico, contienen pequeños glóbulos llenos de pensamientos, que como burbujas de jabón invisibles vagan al encuentro de seres receptivos y sensibles a ellos.

Así que me siento a menudo en la terraza de un bar a esperar que alguno de ellos atraviese mi cuerpo, como hacen los neutrinos con los planetas, acariciando mi mente, amasando mis neuronas, generando un ensueño propio de un gato que dormita bajo el sol.

sábado, 23 de junio de 2018

Pez

En el interior de una pecera un pez plateado, viscoso, afilado y brillante como una sardina, golpea con su boca el cristal y frota sus aletas contra las esquinas del acuario, como haría un gato entre mis pies, pero lleno de melancolía.

Le echo de comer, aunque pienso que quizás necesitaría más una caricia entre los ojos o por debajo de las agallas.

viernes, 22 de junio de 2018

Garras

Ir de aquí para allá, de cuarto en cuarto, buscando

Yendo y viniendo de ninguna a ninguna parte, mientras todo se escapa y fluye, como se escurre un pez anaranjado y casero de las zarpas del gato

Con los bigotes mojados por el chapoteo en la pecera salto de la mesa y olfateo el suelo

Con la ocasión perdida siempre a la vista, me marcho a defenderme dentro de un sueño.


jueves, 21 de junio de 2018

Eso

Una madre amamanta a su hijo cada vez que este llora, pero no es eso

Nadie sabe lo que es

Así el niño se calla, y lo que le ocurre queda dentro de él, empujado hacia el fondo por una leche materna tibia y avainillada

Así nadie se entera jamás de lo que es

Nadie sabe lo que es, ni tampoco el modo de saberlo, pero nunca es sólo eso.


jueves, 31 de mayo de 2018

A primera hora de la mañana

Me echo a la calle a primera hora de la mañana, sin desayunar, hoy toca pinchazo. Salgo del ambulatorio con mi algodón en el brazo y con mi café de máquina en la mano y aprovecho que ya estoy fuera de casa para dar mi paseo mañanero.

A estas horas el panorama cambia y se pueden ver niños de menos de diez años, de uniforme, con sus mochilas a cuestas, llevando una flor en la mano con gran unción.

Me pongo los auriculares, otra vez el gran Bach, y giro hacia el parque, donde una nube de mosquitos que ya ha salido a buscarse la vida, está suspendida a un par de metros del río Huerva. Me cruzo  con gente que se dirige a su trabajo, mientras otras personas aprovechan ese rato, arrancado a la mañana, para correr y jugar con sus perros. Más a la izquierda, un grupo de tres padres jóvenes llevan a sus tres crías a corderetas a la guardería.

Bajando una cuesta, queda al alcance de mi vista el cielo y pienso en Dios, allí,en su nube, rodeado de ángeles, de arcángeles, de santos, todos ellos seres sobrehumanos pero muy inferiores a Él.

Me imagino a Dios en su infinita soledad y me pregunto si no estará algo deprimido el Hombre, sobre todo pensando en todo lo que todavía le queda por aguantar de eternidad, en esa situación de aislamiento emocional e intelectual y la verdad es que me compadezco de Él. Hace ya tiempo que no le van bien las cosas, con todo ese fiasco de la creación y del ser humano, que tantos disgustos le sigue dando.

Quizá debería probar a caer, como el ángel de "El cielo sobre Berlín" y caminar como uno más, escuchando al gran Bach, para contemplar los mosquitos sobre el río, a los niños que van a la escuela absortos con su flor en la mano, para emocionarse escuchando las risas de los niños pequeños que son llevados a cuestas por sus padres, para poder disfrutar del calor de nuestra estrella y de la vida que pasa.