viernes, 8 de diciembre de 2017

"Que salga preparada"

Estoy leyendo en un bar, y  pesco al vuelo, no por gusto,  una conversación entre unas señoras sobre las notas de sus nietas adolescentes, una de las cuales está presente, y juguetea con su teléfono móvil.

Tras las consabidos comentarios acerca del sistema educativo una de ellas dice: "Mientras salga bien preparada..." ¿Preparada para qué? pienso yo ¿Para la vida?  ¿Para el dinero? ¿Para la vida laboral? ¿Para la vida emocional?

Seguramente nadie se habrá preocupado de inculcarle a la chica el placer por la lectura. Este sí que es un recurso útil, con el que uno puede defenderse y puede  aliviar, gratuitamente, todos los pesares de la vida, esos para los que nada ni nadie puede prepararte.

Me dan ganas de levantarme y de regalarle a la nieta uno de los libros que siempre llevo conmigo, pero me contengo para no parecer un loco, mientras me digo a mi mismo que además sería inútil, porque que para ella, me temo,  ya es demasiado tarde.


jueves, 7 de diciembre de 2017

La picaraza

 Son las cuatro de la tarde y me dirijo a  a abrir el bar del parque donde trabajo. La pequeña construcción tiene dos plantas y en la escalera que lleva a la terraza superior, encuentro una picaraza atrapada, que pugna por salir a cielo abierto golpeando su cuerpo contra  frío y duro cristal  de la puerta.

Como con su histérico aleteo no me deja acercarme al pomo de la puerta para abrirla y permitir su huida,  la voy empujando como puedo hacia la planta de abajo, donde ya he dejado abiertas las dos grades puertas de entrada al público, pero ella, en vez de seguir la corriente da aire fresco, se dirige hacia el gran ventanal del comedor, donde vuelve a chocar contra el vidrio, tras el que se ven los chopos y las ramas de los sauces cayendo en el río, y por el que entra la luz gris y aterciopelada de la tarde nublada.

Aprovechando que la picaraza está abajo, subo corriendo a la puerta de la terraza de arriba y la abro, después bajo a por ella y armado con un trapo de cocina la azuzo hasta que logro que encuentre de nuevo el hueco de la escalera y la salida del edificio, entonces la oigo chirriar, libre, contra las nubes en mitad del viento.

Cuando todo esto acaba, y mientras sigo con la apertura del establecimiento, me da por pensar que las personas somos como esa picaraza, empeñados en herirnos furiosamente contra los contra los cristales de la vida en vez de buscaros una salida.



lunes, 27 de noviembre de 2017

La luz al fin del túnel (Letra de canción)

Tu amor cupo en una maleta, el mío esparcido y sin embalar
las cosas que van sucediendo, no me quitan las ganas de andar

Y la luz al fin del túnel ya, va llegando sólo hay que esperar

Después de hacer todo el camino
Tirar tu toalla justo al final
y no concederle a la suerte, ni momento ni oportunidad

Y la luz al fin del túnel ya, va brillando sólo hay que esperar

Y aunque a veces te sueño, no es para más
que para saber que no estás

Tu amor cupo en una maleta, el mío esparcido y sin embalar
las cosas me van sucediendo, no me quitan las ganas de amar

Y la luz al fin del túnel ya se ve
qué brillante no me perderé

Y la luz al fin del túnel ya se ve
cómo brilla no me perderé.

sábado, 25 de noviembre de 2017

El anillo

Parecía un anillo de plata vulgar y corriente, feo, plano, brillante por dentro y mate por fuera, fino y lleno de pequeñas rayas y de abolladuras causadas por el uso, y sin embargo, tenía una gran cualidad.

Lo compró en la platería de al lado de su casa justo después de separarse. Siempre había querido llevar una alianza, pero como a su ex-mujer, los anillos no le hacían ninguna gracia, dejó el asunto de lado mientras estuvo con ella. Fue cuando ella lo abandonó, cuando decidió encargarlo.

Tras el divorcio se derrumbó. Se sentía como si su cama, en la que ya pasaba casi todo el día, hubiera sido trasladada a un edificio en pleno proceso de demolición y la gran bola de acero, con la que se derruían las paredes y las vigas de hormigón armado, lo golpeara a él de lleno, a cada momento, con cada respiración.

Al verlo tan destruido, su psicóloga, le recomendó que comprase un objeto que pudiera llevar siempre encima a modo de amuleto, de tal forma, que pudiera tocarlo cada vez que comenzase a sentir las palpitaciones, el sudor frío, el ahogo, las nauseas o el dolor en el pecho que le producían su ansiedad y su depresión. Mientras la psicóloga hablaba de todo esto, él pensó inmediatamente en un anillo. Si aparecían los síntomas, dijo la psicóloga, debía  tocar ese objeto, y repetirse a si mismo una frase:  "Ahora estoy en el presente, soy adulto y tengo los recursos necesarios para estar en el mundo y para salir adelante".

Unos días después de la consulta psicológica recogio su encargo. En cuanto deslizó el anillo en el dedo anular de su mano izquierda y el calor de su cuerpo se trasladó al metal, una tranquilidad desconocida se apoderó de él, los latidos de su corazón y su ritmo respiratorio se habían acompasado. No podía imaginar que aquella treta casi infantil, pudiera darle tantos y tan rápidos resultados: un amuleto, un mantra, un poco más de valor y de constancia y su enfermedad podría ser combatida y quizás conjurada para siempre.

Pensó entonces en lo finas que son las lineas que separan las cosas verdaderamente importantes, como la enfermedad y la vida, tanto, que a veces basta un tosco anillo de plata para curar,los males del alma, del cuerpo y hasta de los sueños. Basta con un objeto cualquiera que sirva para forjar una alianza,  para comprometerse con alguien, aunque a veces ese alguien, sólo pueda ser, por exigencias del guión, uno mismo.







viernes, 24 de noviembre de 2017

El hombre de la jarra

Hace dos años cuando empecé a trabajar en El Cafetín no pude evitar fijarme en un hombre de unos cuarenta y tantos años . Era rubio, de ojos azules y rostro aniñado, tenía todavía cuerpo de adolescente, o como mucho de un  hombre joven cuyos  hombros no hubieran acabado de ensancharse. Tenía la mirada esquiva y la voz suave, a la que acompañaban unos finos modales.

Cada dos o tres días aparecía por el bar, pedía una jarra de cerveza que bebía en pocos minutos, en los que se escondía en una esquina de la barra hojeando la prensa. Hecho esto, con un leve gesto de su cabeza me pedía la cuenta  y se marchaba caminando con la vista  hundida, como si  un gran cuervo  se hubiera posado sobre su espalda y él no tuviera ya fuerzas para quitárselo de encima, dándole un  sencillo manotazo.

Meses después sus visitas comenzaron a ser cada vez más habituales, primero una vez al día, luego una por la mañana y otra por la tarde y ya, en las últimas semanas, acudía sin falta, dos veces por la mañana y dos por la tarde. A veces, cuando acababa mi jornada laboral y me dirigía a mi casa, lo veía en otros bares, en la misma actitud. Estaba claro que El Cafetín era sólo uno de los locales que visitaba a diario.

Esta mañana a las doce, tras pedir otra jarra se ha desplomado, golpeándose la sien con la esquina de la barra. Tras emitir en su caída un breve y agudo chillido de dolor y tras un último golpe duro y seco contra el suelo, ha emitido un suspiro lleno de comprensión y por fin de alivio.

Hace un rato los sanitarios lo han cubierto con una ligera capa metálica, fina y brillante,como el papel de plata.




lunes, 20 de noviembre de 2017

Fue antes (Letra de canción)

Fue antes, fue antes, la herida se hizo antes
y ya no se cierra por mucho que me enfade
y aunque no miro hacia abajo, en la memoria me encuentra.
un remolino de hojas, que llena todas mis horas

No cantes, no cantes, callar es importante
no saltes, no saltes, el mundo está delante
y aunque no quise tus líos, te vi flotando en el río
si me hubieras dado abrigo, me hubiera ido contigo

Es antes, es antes, la cura se da antes
un poco de cielo, te lo juro,  es bastante
para seguir adelante, con el futuro adelante
con un pequeño equipaje, la vida entera adelante

Fue antes,fue antes, la herida se hizo antes
y ya no se cierra por mucho que me enfade
y aunque no miro hacia abajo, en la memoria me encuentra.
un remolino de hojas, que llena todas mis horas.

sábado, 4 de noviembre de 2017

Espejo

Veo en el parque una niña que juega con su muñeca.

La muñeca no es nada y lo es todo. La muñeca es la niña.

La muñeca es su espejo.

Así sucede con todas y cada una de las cosas.

El mundo es para nosotros sólo  un inmenso espejo.