miércoles, 6 de enero de 2016

Como un gato al sol




  Como un gato al sol observo lo que lleva la gente. Hay quien lleva perros y quien es llevado por ellos, hay quien lleva un instrumento musical sin ser consciente del peso que se ha echado encima.

  Hay quien lleva una mirada perdida y hay quien lleva  encima una vida perdida.

martes, 5 de enero de 2016

Suelo



  El suelo de la calle ya de por si sucio se ennegrece más al caer el Sol y con ese color pesado sigue ahogando mis pies.

 Luego, gracias a las farolas, comienza a brillar como el azabache con una luz mayor que la que le otorga el día y con los focos amarilleando el aire sobre él, se siguen proyectando las sombras, ahora más concretas y más tenues, de los autobuses y de la gente.

 Hago un esfuerzo y atraído por una fuerza antigua, salgo del bar donde escribo para callejear y ver entre los tejados la Luna llena.

lunes, 4 de enero de 2016

Emerger

 

 Emergencia, emerger. Sueño con animales marinos mostrando sus lomos al cielo en medio del océano. Cetáceos que emigran para aparearse en aguas tranquilas.

  ¿Qué sueñan ellos mientras duermen ,las ballenas azules.o los delfines que lo hacen con un ojo abierto?

  Se que los gatos sueñan porque he oído al mío maullar en sueños cuando duerme a mis pies.

  Cuando un animal muere mueren también con él sus sueños, tan hermosos que nadie todavía ha sido capaz de verlos


domingo, 3 de enero de 2016

Lo que falta



   Veo dos vasos de refresco abandonados en la salida de emergencia de un Mc Donald`s  y pienso que faltan dos chicas jóvenes que hace un rato reían presas de sus revueltas hormonas adolescentes.

   Entra en el bar un señor al que le falta la corbata y veo una estantería llena de revistas y libros a la que le falta, sin duda. un par de buenos clásicos.

   Una de las bombillas de un aplique está fundida, hace ya días. Pasa  un niño de la mano de su madre al que le falta ir a la escuela pues está de vacaciones


   Falta también un poco de silencio y de compasión, así en general, pero ese es otro tema y falta, sobre todo en el mundo, sensibilidad, es decir, inteligencia, y mucho, mucho amor.

viernes, 1 de enero de 2016

En el chino.



   Un martes de cada dos, a eso de las diez de la mañana ,mi recorrido diario me lleva a un bar regentado por un chino. Siempre tiene la tele alta con las noticias, pero no me importa porque el espectáculo está allí mismo y no necesito leer ni sacar los auriculares para aislarme, sólo tengo que sentarme en un rincón y esperar:

- ¡Buenas noches! grita mientras entra un señor que ya va pasado de vino, y el chino sin mediar palabra le pone un vino.
- ¡Jooder, continúa gritando, pero qué les costará poner las páginas del periódico bien! ¡En su casa no harán lo mismo!.

Estoy seguro de que las páginas del periódico están en perfecto orden y de que el que está "desenfocado" como diría Woody Allen, es él.

- El peliódico  mío, replica el chino.
- ¡Bueno bueno que no me quiero enfadar! grita el hombre ya fuera de sus casillas.

 A todo esto entra una nueva clienta;

-Buenos días, un cortado y tres churros.
- Coltado tre churro malchando, contesta el camarero, y una vez que se los pone la señora dice:

- Muy buenos los churros.
- ¿Feos? contesta el oriental.
- No, no, muy buenos.
- Si, si buenos pero feos, no salil bonitos.
 la señora insiste "buenos buenos".

  Y yo que he pagado mi cortado  al principio en previsión, me escabullo antes de que la cosa degenere más, dejando allí a la señora, al borracho enfadado y al pobre chino deprimido porque los churros no le salen bonitos, que pobre, alguien debería decirle que los churros son así de feos y que en este mundo no se puede tener todo, la señora, el borracho, los periódicos y encima los churros buenos y bonitos, a donde va a parar.


jueves, 31 de diciembre de 2015

Viaje



  Voy en un tren y en una parada sube un mujer que se sienta justo detrás de mi. Oigo como saca el teléfono y teclea. Doy el silencio del viaje por perdido, ya resignado a escuchar una o varias conversaciones intranscendentes cuando escucho por primera vez su voz, suena grave y a la vez delicada y firme, no grita, pero sus palabras llegan a mi con una claridad perfecta. gracias a una también, perfecta dicción.

- Buenos días, dice, si, yo también lo siento, ha sido muy duro, estaba sufriendo mucho.

   Por los silencios de ella intuyo que al otro lado de la linea hay otra persona inteligente y sensible que escucha y no dice obviedades, lo que hace que la conversación vaya tomando giros inesperados.

- Schubert, si, papá quería Schubert. El quinteto de los dos violonchelos, ese tan bonito, La versión de Pau Casals.

  Se da la circunstancia de que conozco la grabación, la he oído miles de veces, Schubert la compuso cuando sabía que iba a morir y es maravillosa, es como si en ella cupiera toda la belleza de la vida y de la muerte. No se si yo la soportaría en un funeral, estoy seguro de que lloraría o que me tendría que marchar de allí.

- Si, se van a ir de ahí echos polvo, continúa,  pero bueno, para eso sirven los funerales, para que la gente tome conciencia de que esa persona a la que quieren ha muerto y que ya nunca podrá volver, así que esa música cumplirá perfectamente su función, bueno, hasta luego, se despide, luego nos vemos.

 La señora apaga el teléfono y vuelven el silencio y los ruidos del tren. Todo ha quedado impregnado de su conversación. Yo al menos siento en el aire del vagón una tensión que puedo respirar.

  Ella se va a bajar en la siguiente estación, se levanta, coge sus cosas y una vez en el pasillo se vuelve para colocar la maleta correctamente, en ese momento nos miramos directamente a los ojos, no puedo más que sentir la tristeza que empapa su mirada, aprieto los labios en un gesto de empatía y compasión contenidas. entonces ella se da cuenta de que he oído toda la conversación y de que se que es lo que le ocurre. Me devuelve el gesto con una media sonrisa ahogada.

 - Hasta luego, me dice.
 - Hasta luego, contesto, y luego en un tono más íntimo le digo, mucho ánimo.

  Me sonríe esta vez abiertamente. se gira y desaparece entre los otros viajeros del tren que van bajando de él lentamente.

martes, 29 de diciembre de 2015

La fábrica



    La fábrica clava sus raíces en la tierra como los insectos su trompa en tu piel, para licuar y transformar la savia de la Tierra en un fluido denso, blanco, tóxico.

   Al mismo tiempo y con este alimento que respiro crecen un par de naranjas plomadas en cada uno de mis pulmones.

   Adhiriéndose a mis bronquios van creciendo y se juntan en el centro de mi pecho, no dejan entrar el aire ni latir a mi corazón.

   Mis amigas me dicen que es el tiempo que está hoy lleno de niebla. Yo les doy las gracias y espero a que ellas acierten y a que el cielo escampe.