martes, 4 de junio de 2013

Conversaciones de un tendero.

             Hoy ha venido un señor a la tienda y, sin mediar saludo ni nada, me dice:
                   ¿Tienen toricos y mulejas?
                   Disculpe señor, pero ¿cómo dice? le he contestado.
                   Ya se lo explico, ya. Mire, es que yo hago miniaturas de aperos de labranza y claro, ahora necesito los toricos y las mulejas para ponérselos.

domingo, 2 de junio de 2013

El Monaguillo. Una de músicos con muchos músicos con muchos músicos.

           Para los que no conocéis Zaragoza ni su vida nocturna de hace veinte años, El Monaguillo era un bar instalado en un sótano de la calle Refugio al que se accedía por unas escaleras metálicas laterales.
         Alguien me dijo una vez que aquello era parte del alcantarillado antiguo de la ciudad. Nadie podría negarlo,

sábado, 1 de junio de 2013

Una de señoras



         Hacía mucho que no me encontraba con una señora de las mías. En este caso era una abuelita benefactora. Tenía un aspecto entre la abuelita Paz y Yoda y andaba encorvada encorvada, ayudándose de la pared y de un bastón.
         Esa mañana me disponía a abrir la persiana y se me escapó el perno del que estaba tirando y, además de hacerme daño, la reja se quedó a medio subir.

jueves, 30 de mayo de 2013

Una de Fantasmas

Cuando uno va a vivir a una casa tan antigua lo primero que piensa es, ¿habrá fantasmas? En nuestro caso ya lo sabíamos porque antes de ir a vivir allí nosotros ya había vivido antes mi tía y ya llevábamos muchos años trabajando en aquella casa. Había fantasmas. Lo que no estaba claro era cuántos ni por dónde.

sábado, 25 de mayo de 2013

Deporte... y casi muerte en Venecia.

           No sé por qué, estando con Anabel en Venecia, se me ocurrió entrar en unos grandes almacenes tipo C&A y comprarme unas zapatillas de deporte para hace un poco de ejercicio. ¡Menuda tontada!, pensé para mí. ¡Con la de cosas que hay que hacer y que ver aquí y a mí, que hace años que no corro, se me ocurre justo hoy!

Un servicio de comidas de infarto.

     En aquel restaurante, donde vivíamos y trabajábamos, ocurrían cosas de lo más absurdas. Un día, a la hora de comer, no sé por qué razón alguien de la familia acudió con unos gitanos, a los que había reclutado por el barrio, para que, a cambio de una propina, bajasen y se llevasen a un vertedero los escombros que habían salido de la reforma del edificio.

viernes, 24 de mayo de 2013

La Madalena . La historia de mi integración.

La Madalena. Historia de mi integración.

         Hace ya diez años que vivo en el Barrio de "La Madalena" de Zaragoza. Antes ya había vivido en El Tubo, así que ya estaba curado de espanto. Como payo, creo que me he adaptado bien (hay que tener en cuenta que soy yo el que está en su territorio) y nunca he tenido problemas con los gitanos, así como yo he intentado no darles problemas a ellos.
         Sí que hubo algún problema con una pareja de italianos que