El blog de Quique Artiach

Tu amor cupo en una maleta, el mío esparcido y sin embalar las cosas que van sucediendo, no me quitan las ganas de andar Y la luz al fin ...

Parecía un anillo de plata vulgar y corriente, feo, plano, brillante por dentro y mate por fuera, fino y lleno de pequeñas rayas y de abolla...

Hace dos años cuando empecé a trabajar en El Cafetín no pude evitar fijarme en un hombre de unos cuarenta y tantos años . Era rubio, de ojos...

Fue antes, fue antes, la herida se hizo antes y ya no se cierra por mucho que me enfade y aunque no miro hacia abajo, en la memoria me enc...

Veo en el parque una niña que juega con su muñeca. La muñeca no es nada y lo es todo. La muñeca es la niña. La muñeca es su espejo. As...

Cuando mi padre me regaló su pequeña y vieja caja de caudales, con su pátina plateada carcomida por los años, me dijo :"Quique, no pie...

Corría el año 1789 y en París todo estaba patas arriba. Fui llevado a las Tullerías por error, yo no era nadie en la corte, sólo un advenedi...

Una hoja seca entra por la ventana abierta de la biblioteca. Otra vez estamos sin aire acondicionado. Como mi vida misma, pienso, que tampoc...

Leo en un libro de Amos Oz su famosa frase "Haz la paz, no el amor" y pienso que no le falta razón al hombre, cuando asegura que e...

Al atardecer  me siento a leer en un banco frente al río. Las libélulas espolean el agua en busca de mosquitos muertos y los peces, al ver...